domingo, 23 de mayo de 2010

El timbeque,timba y munga (Hostal La Pérgola)

…tradición y modernidad se han unido para dar comienzo a un proyecto, que si no tropieza por el camino, va a dar frutos en cualquier estación. Me refiero al lanzamiento de la tertulia que tuvo como sede el Hostal La Pérgola, situado en el 61 de la calle Luis Estévez de la ciudad del Bélico. Pero, para hacernos una o varias ideas del Timbeque, volvamos atrás, a la época en que Santa Clara bullía de tertulias y gentes apasionadas, tal como existen hoy día también. El Timbeque se llamó a una de las tertulias de la ciudad, y precisamente aquella que se hacía en la propia calle de Luis Estévez. No por casualidad quizás, los promotores de esta nueva tertulia escogieron la vivienda de la familia Obregón y Rodríguez, propietaria del hostal situado en la misma. José Antonio Pascual, autor del libro “Peñas y Tertulias” trata los principales sitios de reunión de los pilongos en el siglo XIX. Los nombres, evocadores de una época, y alucinantes, por qué no?, me hacen pensar en la Santa Clara que intentaba sacudirse el polvo y salir adelante, cuando aún no había vestido su título de ciudad. En aquel entonces, las reuniones se hacían tanto en locales comerciales como en viviendas de los propios tertulianos, o de manera oficial como la del Liceo. En la tertulia del “Amparo” los asistentes se reunían alrededor de médicos y boticarios; “La Botica del Cristo” era conocida por su labor conspirativa y fervor anticolonial, y ni qué decir de aquellos que se reunían bajo el nombre de “Los Girondinos”. La tertulia llevada a cabo el martes pasado (18 de mayo) en La Pérgola es un proyecto novedoso del Registro Provincial de Bienes Culturales, que en el prospecto del programa hacía saber que “ha querido seguir la tradición de agrupar pequeños grupos de inquietos pilongos para afianzar temas culturales y de identidad local. El objetivo básico (…) será cohesionar un grupo de coleccionistas, desde los embrionarios y los novicios hasta los más experimentados, alrededor de las misiones del Centro Provincial de Patrimonio.” Las tertulias “se desarrollarán en las viviendas destinadas a hostales, para encausar a sus moradores por el camino de un coleccionismo menos indiscriminado y más integrador de los inmuebles con la ambientación decorativa, sin limitar, por supuesto, los gustos artísticos, las iniciativas e intereses particulares de los propietarios, evitando en lo posible tendencias seudo-artísticas que tiendan a subvalorar o desvirtuar las tradiciones cubanas en el amplio campo de la arquitectura doméstica y el interiorismo (…) Bueno, ustedes se preguntarán, cuál fue el programa de este primer Timbeque en el siglo XXI, y yo les comento que la tertulia contempló una exposición detallada de los valores arquitectónicos de la vivienda, sostenida por un vídeo mostrando todo el proceso de restauración de la misma, exposición hecha por la arquitecta Yiset Betancourt del CPP. La especialista del Museo de Artes Decorativas de SC (mi amiga Teresita!) tuvo a su cargo comentar el patrimonio inmobiliario que atesora la vivienda; la conocida artista villaclareña, Marta Anido regaló a los asistentes un rosario de anécdotas de la familia que construyera la vivienda y otro gran señor del movimiento cultural de la ciudad, Rolando Esperanza, entrañable amigo, fue diestro en contar interesantes crónicas sociales de la época asociada a la vivienda en cuestión. La convivialidad de la tertulia estuvo marcada por el brindis, pan con timba (dulce de guayaba y pan) y munga (bebida fresca que no es más que agua mezclada con azúcar prieto), respaldados por té y vino casero. El hostal La Pérgola, no lo conozco, como tampoco conozco la vivienda interiormente, pero su fachada siempre me ha llamado la atención por sus hermosas puertas ventanas protegidas por rejas de hierro forjado, con lucetas de opalina y carpintería francesa, decoradas con molduras donde sobresalen los seis medallones tipo camafeos incorporados en la fachada. La casa fue objeto de una remodelación en la primera década del XX, añadiéndosele el toque ecléctico en lo que fuera una vivienda de planta colonial, cuyos orígenes datan de la época en que Luis Estévez era la calle del Rosario. ©cAc
©cAc-2009