domingo, 27 de febrero de 2011

De coches y cocheras...

Las casas coloniales cubanas ocupadas por ricos propietarios dispusieron de cochera. Quitrines, volantas y calesas dormían a buen cobijo bajo el mismo techo. Pocas, pero todavía quedan huellas de las cocheras que existieron en la ciudad de Marta. En Santa Clara, según puede verse en viejas litografías, volantas y calesas paseaban a damas y caballeros en los alrededores de la plaza Mayor, todavía empedrada y polvorienta hasta finales de la primera mitad del s.XIX. En 1848, un reordenamiento ejecutado a la plaza Mayor le permite su pavimentación y mejoramiento de la calzada que la circunda. Fue durante ese reordenamiento que fue cerrado el acceso a la plaza por sus esquinas, impidiendo el paso de coches, carretas y carretones. No será hasta la remodelación de la plaza en 1881, rebautizada diez años antes como Plaza del Recreo, que son suprimidos los guardacantones que impedían el acceso de carruajes a la plaza, y en su lugar colocan pilares o marmolejos con anillos y cadenas de gruesos eslabones, que podían desmontarse si algún vehículo de tracción tenía necesidad de pasar. La necesidad se hizo frecuente, sobre todo para dejar pasar coches y las carretas de los aguadores. Pero hubo que esperar el término del coloniaje español en 1898, para abrir de forma permanente el acceso a la plaza, la cual se vio amenizada por los arre caballo, el martilleo de las herraduras sobre el pavimento y el rodar de los coches en todas direcciones… ©cAc
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[1] Edificación doméstica del s.XVIII convertida en Museo de Artes Decorativas en diciembre de 1986. La cochera de esta vivienda estuvo presumiblemente a la derecha de su puerta principal dando a la plaza o bien por la calle de Luis Estévez.
[2] Edificación doméstica del del s.XIX convertida en Casa de la Ciudad desde 1990. La cochera de esta vivienda debe haber estado por el fondo de la misma, que da al callejón de La Palma, o utilizaba como portón el mismo de la entrada principal.
[3] Vivienda del s.XIX. La cochera puede haber estado por un portón de su fachada principal, por la calle de Luis Estévez, pero también por el fondo, con entrada por la calle Julio Jover.
[4] Vivienda construida entre finales del XVIII y principios del XIX. La cochera abría por la calle de Marta Abreu.
[5] Viviendas rehabilitadas a principios del XX y en las cuales puede apreciarse la antigua cochera.

viernes, 25 de febrero de 2011

Patio con pérgola, y auténtica! (Hostal de Carmen & Carlos Obregón)

En El Timbeque, timba y munga… Hostal La Pérgola - Santa Clara , les comentaba que no conocía la vivienda acondicionada como Hostal La Pérgola. Pues, ya era hora de conocer la confortable vivienda de la calle Luis Estévez de Santa Clara. En octubre pasado, pasando frente al hostal, saludé a su propietaria y me invité a conocer la casa. Ellos no sabían del post en referencia al Timbeque ni a su hostal. La casa es amplia, fresca y luminosa. Alix y yo husmeamos por las piezas, pero andando de prisa, no nos sentamos para tomar el café que gentilmente nos brindaba Carmen. Convinimos en que desde que yo tuviera tiempo, la llamaría para tomar fotos de la casa y por supuesto, tomar un café. Hoy les presento no el Hostal La Pérgola, sino “Auténtica Pérgola” el hostal[1] que regentean Carmen y Carlos Obregón, en su casa de Luis Estévez N° 61, a escasos metros de la calle Independencia.
 

En tiempos de Los Huesitos, que fue el primer nombre de la actual calle Luis Estévez, donde hoy se levanta el n° 61 todavía ningún poblano había hecho construir vivienda. Más tarde, mercedados los solares, las casas fueron ocupando espacios y allí hubo de levantar casa de madera con horcones y guano, en los albores del XVIII, Juan de Dios Guzmán, venido con mujer e hijos. Para entonces la polvorienta calle había sido renombrada del Rosario. Ya entrado en años, y ayudado por sus hijos, hacia 1750 Juan de Dios acomete la reconstrucción de la vivienda a la usanza colonial pero de mampostería y tejas con caballete alto y caída a dos aguas. Fachada ordinaria, con grandes ventanales desprovistos de gracia y protección. Así se mantuvo la casa durante casi un siglo, tiempo durante el cual los aires de progreso fueron cambiando la imagen urbana de la villa. La calle del Rosario, ahora rebautizadade San Juan Bautista, mucho más edificada y armoniosa se posicionaba como una calle importante a donde se trasladaban familias que construían sus viviendas siguiendo el curso del siglo. La vivienda de los herederos de los hijos del ya hecho polvo, Juan de Dios, acometieron una importante renovación de la casa colonial, cuya planta fue mantenida, pero agregándole las novedades que imponía el progreso y el buen gusto. Como toda la casa, la fachada se hermoseó con nuevas ventanas que habrían desde el piso, protegidas por laboriosas rejas en hierro forjado, ornamentos y un austero pretil con balaustres incorporados.


En ese estado se encontraba el inmueble cuando fue adquirido por Fernández García, el año de la segunda intervención norteamericana, 1906. Santa Clara vivía entre letargo y acontecimientos políticos. 

No sé si Fernández, conocido casateniente de la ciudad, hizo la compra como inversión propia de sus negocios inmobiliarios o para instalarse con su familia. Ocho años más tarde, la vivienda, esta vez con el número 61 en la calle de Luis Estévez, sufrió un remozamiento de envergadura. Corría 1914, y a la cabeza de la alcaldía de Santa Clara estaba Manuel Ruíz Rojas. Desde entonces, la casa mantiene conforme el toque ecléctico adquirido en esa remodelación y estupendamente cuidada hasta los días de hoy. La fachada ancha lleva incorporados seis medallones al estilo de los camafeos de los cuales penden sendas mascarillas femeninas peinadas y vestidos sus cuellos como pajes. Contempla cuatro ventanas con las minúsculas persianas de la marquetería francesa, lucetas en arco con cristal de opalina, ornamentadas con molduras, balaustres y protegidas con rejas de hierro. La puerta principal, del mismo estilo lleva opalina en sus hojas y también protegidas con forja. Zaguán con muros enchapados de azulejos sevillanos y piso casi un verdadero tapiz bordado “à crochet”, separado de la sala, a su izquierda,
 por una ventana enrejada. También enrejada la puerta a dos hojas que da acceso a la saleta, y desde esa pieza, se accede a los dormitorios, y al patio central que permite una agradable iluminación que pasa a través de la marquetería vidriada que descansa sobre las puertas-ventanas que dan al patio de marras. Corredor techado pero abierto y que sigue teniendo los dormitorios a la izquierda, lleva al fondo de la vivienda, donde está situado el comedor familiar y la cocina. 
El patio con jardinería a base de tiestos y canteros, yo diría que es el sitio por excelencia de la casa, con un detalle que es único en la ciudad del Bélico: su pérgola, y cuyo encanto le da nombre al hostal. La pérgola es un elemento original de la casa, que le fue incorporado en la remodelación de principios del s.XX, consta de ocho columnas de orden corintio que sostienen diez listones sobre los cuales descansa una vidriera en caso de que amenace lluvia y se quiera seguir disfrutando del jardín. Vivienda de extraordinario puntal alto, con pisos de mosaicos magníficamente conservados. Una casa hostal que si no lo fuera, me hubiera atrevido a tocar a la puerta, para regalar a los asiduos del blog el interior de otra casa, de la ciudad de Marta. ©cAc.
©cAc-2011 

[1] Para más información pueden ir directamente a la página:


jueves, 24 de febrero de 2011

Esquinas de SC (La Cámara de Comercio se sacude de su valla)

La rehabilitación de la esquina donde antes estuvo la Cámara de Comercio e Industria de Santa Clara y su conversión en espacio comercial involucra una segunda esquina, aquella que fuera cafetería Los Taínos, en la planta baja, y casa de vecindad en la planta alta, y que se suma al proyecto renovador del centro urbano. Cuando estuve en febrero del 2009 en SC, la obra de rehabilitación ya estaba en marcha y cercada por una valla metálica. Soy un apasionado de las vallas que protegen las obras de construcción o de restauración de edificios, por todo lo que concierne a la protección del lugar y de los pasantes exteriores, pero también porque las vallas se han convertido en efímeras obras dearte capaces de dar una idea de aquello que se construye o rehabilita, y al mismo tiempo mantener la armonía del paisaje.


  
©cAc-2009

Digo esto porque, la valla que levantaron para proteger la obra en cuestión, no estimulaba a pasar por aquella esquina, y no propiamente la valla, sino los embarres negros que la afeaban. Felizmente, la esquina acaba de sacudirse de su valla y da un aspecto más limpio del sitio. Esto no quiere decir que la restauración de la fachada haya sido terminada, pues aún quedan muchos detalles que a simple vista pueden apreciarse. La cerca quitada, y abiertas la circulación vial y de peatones en ese tramo y esquinas, todo parece indicar que el término de la obra va tocando a su fin. Para aquellos que no han visto el área desvestida, les dejo algunas imágenes…©cAc

  
 
©cAc-2010

miércoles, 23 de febrero de 2011

Interior de casa (X) Independencia 145

Hacía tiempo que había reparado en la fachada de esta casa de la calle Independencia, siempre cerrada, y no me atrevía a tocar, no quería molestar, entiendo que tocar a la puerta y luego pedir entrar para fotografiar un interior no siempre es del placer del ocupante, y los hay y los hay! Aquella mañana de domingo, viniendo por Esquerra hacia Independencia, vi la puerta abierta y una señora en el umbral. Le pregunté si la casa había sido remozada y convertida en hostal. No precisamente, aunque si como hospedaje, lo que llaman en Cuba, una “casa de visita” atada a un organismo. La puerta de la casa lleva la huella pasada del Grupo de los Mil. Allí vivió un miembro de ese Comité de ciudadanos interesados a salvaguardar el patrimonio de la ciudad de Marta. No hubo desconfianza por parte de la señora que estaba en la puerta, y me mostró la casa de “fond en comble”! Yo, entusiasmado intenté imaginármela antes, mucho más antes, la vieja casa colonial, luego transformada en la segunda mitad del XIX y vuelta a transformar a principios del XX. Evidentemente también la casa ha sufrido transformaciones más recientes, aunque no ha sido, afortunadamente, mutilada de su estilo. La casa de vivienda estaba compuesta de sala, saleta, patio interior, cocina, comedor, con escalera a una o dos piezas en altos, con piso de tabloncillo como todo el techo de la casa, y todos los dormitorios a la derecha, corridos con una sala de baño intermedia. Me pregunto si la casa tuvo o tiene un patio lateral, y eso me lo indica una ventana (puerta?) situada en la pared derecha del comedor, del lado de la escalera.
La sala y la saleta fueron reducidas del lado izquierdo para agregar dos dormitorios a la casa, yo pienso que el dormitorio hecho en una parte de la saleta fue el primero en agregarse, y quizás en los años 30-40’. Me lo hace pensar la pared de medio punto cerrada hasta el techo con un trabajo de carpintería y lucetas similar a otros de la casa. El incorporado en el ala izquierda de la sala es mucho más reciente. La peor mutilación que sufrió la casa fue la pared de puertas-ventanas que una vez fue saleta y que dan al patio central. Si felizmente se conservan las lucetas superiores, la pieza fue cerrada y se le incorporaron dos ventanas de persianas que rompen la armonía del estilo de la vivienda. La casa conserva los hermosos pisos de mosaicos propios de principios del XX, y buena parte de la carpintería, lucetas y verjas en hierro forjado. Desgraciadamente, dos puertas-ventanas de la fachada principal y sus verjas de hierro fueron cortadas para incorporar equipos de climatización. El salón comedor mantiene la separación con la cocina a través de un mueble para loza y vajillas, -piezas que fueron desapareciendo poco a poco, cada vez que la casa cambiaba de organismo, me dijo una de las dos trabajadoras de la casa- y que permite el traslado de la comida por una abertura central. Un pasillo abierto techado une la saleta con el comedor. El patio conserva un lavadero enchapado en losas de cerámica blanca con azulejos insertados de forma decorativa. Sin embargo, una de las piezas de la casa que más sorprende es la sala de baño, que no conserva la bañadera original, pero a pesar del tiempo, conserva, los azulejos blancos, la cenefa superior y un enchape en el piso imitando una alfombra de baño, cuyos azulejos corresponden a un paisaje que muestra una vaca y un toro pastando tranquilamente. Tranquilamente pude disfrutar el ambiente apacible de la casa, aquella mañana de domingo, y lo agradecí a las dos empleadas convertidas en anfitrionas! ©cAc-2011