lunes, 23 de marzo de 2020

Recordando una gesta y dos mambises.


Recordando una gesta y dos mambises.

Leoncio Vidal Caro y Ramón Brito


En marzo del 2008, El Santaclareño, un suplemento del periódico provincial Vanguardia, publicó en su segunda página, una entrevista del periodista Narciso Fernández Ramírez a Joaquín Oliva Oliva, sobrino de Ramón Brito, que fuera edecán del coronel Leoncio Vidal Caro.
Si la memoria no me traiciona, creo que desde que tengo uso de razón, era la primera vez que el Cabo Ramón Brito aparecía como personaje histórico en toda su dimensión, en un periódico de la ciudad. Tanto los más viejos como los más jóvenes de la familia Oliva, nos hemos preguntado con regularidad por qué se olvida al cabo Brito cuando se menciona el asalto mambí de marzo de 1896 a Santa Clara, el cual fue una de las hazañas de la segunda guerra de independencia durante la invasión mambisa hacia el Occidente de la Isla.
La naciente República, en manos de patriotas de machete y coraje, no cejó en recordar a aquellas mujeres y hombres que escribieron con sus vidas nuestra historia patria.
Para honrar la memoria de Leoncio Vidal, la Plaza del Recreo fue rebautizada como Parque, con el nombre del patriota, en 1899. 
Ocho años después del asalto a Santa Clara por las tropas mambisas, las autoridades de la ciudad, con el empeño de sus ciudadanos, tomaron en cuenta nuevamente la trágica noche del 23 de marzo de 1896. A iniciativa de la sociedad “El Liceo”, fue colocada una estela en el lugar donde cayera mortalmente herido Vidal y Caro, al fondo de la Parroquial Mayor. La estela de 1904 no menciona a su ayudante, Ramón Brito.
Demolida la iglesia parroquial en 1923, y reorganizado el parque como un proyecto republicano en 1925, la municipalidad obró para emplazar en 1929, un busto de Leoncio Vidal. El busto fue colocado junto a la estela. Evidentemente, el nombre de Ramón Brito no hacía nada inscrito en dicho monumento.
Un año más tarde, el 20 de mayo de 1930, por iniciativa  del 1er Teniente del Ejército Nacional, José R. Prado Sánchez, Delegado de la Secretaría de Gobernación, fue emplazado un monumento conmemorativo en el que finalmente, además de rendir tributo a Leoncio Vidal, también lo hace a su edecán, el cabo Ramón Brito. Este monumento originalmente se componía de un basamento al que estaba adosada la tarja, y que sostenía la columna de una antigua lámpara de la plaza.
En la tarja en mármol blanco puede leerse:
Este glorioso trofeo atravesado por una bala
Recuerda eternamente la heroica hazaña
Realizada por el coronel Leoncio Vidal Caro
Y su fiel ordenanza Ramón Brito en la madrugada
Del 23 de marzo de 1896 al asaltar la Plaza Militar
De Santa Clara donde ofrendaron sus vidas
En holocausto de la Patria.
Santa Clara mayo 20 de 1930

Además del parque, la calle Gloria que nace justo detrás de donde la parroquial tenía su fondo y colindaba con el Café La Diana, fue rebautizada como calle Leoncio Vidal, y aunque la señalética lo confirma, la calle sigue siendo nombrada con su nombre primitivo, Gloria. No pienso que sea por desamor u olvido de la historia, sino por la cercanía con el parque que también lleva su nombre.
Menos conocida es la calle que nombró el municipio como Cabo Ramón Brito, justo Cabo Brito para los que viven en sus alrededores o que la caminan para adentrarse en el barrio La Vigía.
112 años más tarde se hizo justicia a una figura de la historia de Santa Clara. ©cAc-2020



Aquí reproduzco la dicha entrevista, doce años después y reemplazo las fotos que publica el suplemento por fotos de mi autoría.

El cabo Brito: un ilustre desconocido por Narciso Fernández Ramírez.

El 23 de marzo de 1896 se produjo el asalto del coronel Leoncio Vidal Caro a Santa Clara, hecho trascendente en las gestas libertarias de nuestra ciudad. Acción arriesgada que tuvo un fatal desenlace con la muerte en combate de Vidal Caro y de su ayudante, el cabo Ramón Brito. La historia recoge cómo el Guapetón de Leoncio –así gustaba llamarlo el propio general Gómez, quien ordenara la acción de armas- cayó acribillado esa madrugada al intentar rescatar a su querido subalterno, quien minutos antes había sucumbido en un extremo de la sitiada Plaza de Armas.
De Leoncio Vidal Caro se conoce lo suficiente, desde su nacimiento en Corralillo hasta su patriótico desempeño en la localidad de Camajuaní, donde se radicó con su familia. Pero no sucede igual con su ayudante, el cabo Ramón Brito: ¿Quién era este combatiente mambí? ¿Dónde nació? ¿Quiénes fueron sus padres? ¿Dejó descendencia?
El Santaclareño se dio a la tarea de indagar sobre este humilde soldado de la Patria, para lo cual contó con la ayuda de gente amante de la historia, en particular de Antonio Florit, y la inestimable consulta de estudiosos y especialistas de la materia.
Así encontramos a un descendiente directo del cabo Brito. Un sobrino suyo, nombrado Joaquín Oliva Oliva, quien aportó algunos datos que nos acercan a este mambí. Oliva tiene en la actualidad 92 años. Santaclareño de pura cepa, nació el 15 de febrero de 1916 en la calle Colón, entre Central y Serafín Sánchez, y es hijo de un medio hermano del cabo Brito por parte de madre. Hombre de excelente memoria, Joaquín sacó a relucir datos totalmente desconocidos del árbol genealógico del cercano familiar:
“Sus padres se llamaban Francisco Brito y Caridad Pérez, quien fuera mi abuela paterna, y debió nacer, sin que yo tenga confirmación, por la zona de Camajuaní, en la década de los años 60 del siglo XIX.
“Tuvo el cabo Ramón Brito Pérez tres hermanos carnales: Agustín, Dámasa y Dionisia. El varón, según recuerdos míos de muchacho, vivía, allá por el año 1927, en la calle Toscano, esquina a Rodrigo, aquí en Santa Clara. Mientras Dámasa, quien fuera además mi madrina de bautismo, se radicó en Fomento, y su otra hermana, Dionisia, en Cabaiguán.
“Del segundo matrimonio de su mamá, mi abuela Caridad Pérez, él tuvo dos medios hermanos a quienes no conoció: mi tio José Oliva Pérez y Joaquín Oliva Pérez, mi padre.
“Pocas veces escuché a mi abuela hablar del hijo muerto en el asalto a Santa Clara, y sí relatos de cómo los mambises habían entrado por la calle Tristá y que el coronel Leoncio Vidal había caído cuando intentaba sacar de bajo las balas enemigas el cuerpo sin vida de mi tío, creo que por el llamado Callejón de las Flores.
“No existe en mi familia ninguna foto de mi tío ni recuerdo haberla visto alguna vez. Tampoco otros indicios que puedan aportar más datos acerca de su vida. No obstante, siempre se habló con veneración y respeto de él…”
 Hasta aquí lo aportado por Joaquín acerca de su ilustre tío, una figura siempre mencionada al rememorar la heroica acción ordenada por Máximo Gómez, pero de la cual existe desconocimiento, lo que se convierte en un verdadero reto para la historiografía local y regional. ©Narciso Fdez Ramírez. En suplemento “El Santaclareño”. Periódico Vanguardia. 23 de marzo de 2008. Santa Clara