LEX MDMXXVI PALACIO DE JUSTICIA MDMXXX LEX
El
mero hecho de mirar nos incita a escudriñar. Escudriñar es usar los ojos como
lupas, para tomarle el pulso a la vida. Y escudriñando constatamos que también
las piedras tienen vida y muerte, y merecen cuidados. No logré introducirlos en
el patio colonial ni bajar a las celdas, ni escapar por el fondo…, hay
vericuetos que desconozco y como otros “volveres”, volví al portal, descendí
los quince escalones y sentí la fuerza del sol entrando en mi cuerpo. Le
daremos la vuelta al edificio, balbuceé como si aún me acompañaran las almas
invisibles que me entraron al Palacio. Caminé hasta un banco del parque y tomé
nota con mis lupas. Del parque merece escribirse algo, pensé, y miré el
monumento primero y luego de golpe aglutiné con la mirada todo el perímetro.
Mirando de frente al edificio, decidí bojearlo como un marino, y comencé por el
lateral cuyos muros dan al oeste y desde cuyas ventanas pueden apreciarse
hermosos crepúsculos. De ese lado, pueden contarse treinta y nueve ventanas,
siete de las cuales, pequeñas, cuadradas y protegidas por rejas de hierro
corresponden a las piezas y celdas situadas en el sótano del edificio. Las diez
ventanas de la planta baja, cerradas en arco en la parte superior y con un
total de 16 vitrales cada una, manifiestan el toque neo-clásico del edificio, y
los ornamentos lineales que le aportan un valor estético indiscutible. En la
siguiente planta, otras diez ventanas, ésta vez cuadradas, con doce lucetas
superiores y seis laterales. Sin vitrales agregados, las doce ventanas
rectangulares del piso más alto del edificio, abren sus dos hojas de persianas,
como el resto que acabamos de describir. Sin haber llegado al fondo del
Palacio, salto al lateral Este del edificio, que no ve morir al sol, pero lo ve crecerse cuando nace del lado del oriente cubano. Ambos laterales fueron
concebidos en perfecta armonía, salvo que de este lado, el sótano se convierte
en planta con una funcionalidad diferente. ©cAc-2019
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