Pero la historia no se limita al legado de Doña Rosalía Arencibia de Abreu y al sostenimiento de la escuela por parte de sus hijas. La historia está ligada a los albores de la villa, cuando el terreno hacía parte de la Ermita de la Candelaria, la cual cubría entonces una superficie de 5 solares. En 1696, el terreno estaba ocupado por el cuerpo de bomberos de la villa, todavía villorrio enyerbado y polvoriento. Entonces Santa Clara era Gloriosa y comenzaba a enhebrar su cotidiano y poner miras a su futuro. Los años pasaron, y ya al final del siglo XVIII, las familias Abreu y Arencibia estaban instaladas en Santa Clara. Desde su instalación, la familia Abreu fue aumentando su lote de propiedades en la villa. La parcela de la calle del Carmen N° 1 (actual Máximo Gómez) hacía parte de esas propiedades y en ella, mandó Doña Rosalía, antes de fallecer, que se construyera una escuela para niñas pobres, y para llevar a cabo la obra, legó 20000 pesos, que hizo saber en su testamento. La Escuela Santa Rosalía fue terminada con el sostén de las tres hermanas Abreu Arencibia: Rosa, la mayor; Marta, y la más joven, Rosalía Paula. La edificación escolar, contaba con cuatro grandes piezas, luminosas y ventiladas, que servían de aulas. Las Hermanas del Amor de Dios, que se ocupaban de la instrucción de las niñas, -casi un centenar-, disponían de cinco celdas. El inmueble ocupaba una superficie de 1215 m². La Escuela quedó abierta el 28 de diciembre de 1885, y mantuvo su carácter de colegio religioso hasta el cierre de la misma. © cAc-2014
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