lunes, 21 de septiembre de 2015

La Comunidad Hebrea de Santa Clara

Como la curiosidad me mata, hace mucho tiempo que intento escribir sobre los judíos de Santa Clara. De antemano, advierto que no soy judío, hecho que no quita fuerza a mi interés como historiador, pero que puede considerarse como una barrera en mi curiosidad. Muchas veces las crónicas toman forma revisando fotos tomadas hace años, u otras más recientes, sin embargo no fueron las imágenes impresas o virtuales las que me motivaron. Confieso que siempre hay un déclic y ésta vez el clic de mi curiosidad se despertó cuando sentado a la mesa de una familia judía durante el Shabbat hube de responder a si había judíos “en mi pueblo de Cuba”. Mi respuesta no tardó, y respondí globalmente a la pregunta, preciso y conciso porque no estaba obligado a una intervención universitaria ni a un discurso. De vuelta a mi casa, pensé que el momento había llegado, de escribir sobre los judíos de la ciudad de Marta. Pero, tengo realmente una buena documentación para lograr tal objetivo? No, puedo responder inmediatamente, pero el ejercicio de la investigación durante años, me ha permitido distinguir entre “imaginación y leyendas populares” y “análisis a profundidad de un sujeto”. Mi crónica es simple y modesta, y la escribo con amor por aquello del deber de fraternidad que nos enseña a cohabitar, respetar y tolerar. De pequeño sabía de la existencia de Los Sirios, un barrio al que se llegaba desde Pastorita remontando la calle Roble hasta sus confines y luego cruzando la carretera de Circunvalación. Y también de pequeño escuché a mi padre hablar de amistades y de clientes que eran judíos. Si se hablaba de comercio, salían a relucir los polacos, que llevaban sus negocios de tejidos y retacerías. Los judíos de Europa del Este llegaron en la década del 1920 y eran askenazí. O se hablaba de algún comerciante de origen turco, que también tenían negocios, como los chinos, los armenios, los sirios y los libaneses, y  llegados a Cuba se instalaban donde la promesa de paz y prosperidad le abría los brazos. Los judíos sefardíes que venían de Turquía y otros países del Cercano Oriente, llegaron antes que los de Europa del Este pero cuando ya en Cuba se habían instalado los primeros emigrantes americanos. Estos judíos americanos eran soldados veteranos o simples negociantes ávidos por prosperar en la Isla, recién independizada de España. Sinnúmero de emigrantes se han instalado en Santa Clara desde que la villa fue fundada. Y como pasó generalmente, los que llegaban, se integraban a la vida y hábitos del lugar. Así pasó con los judíos, única comunidad que marcó su diferencia al comprar un terreno para enterrar a sus muertos. Anterior al cementerio israelita de Santa Clara, ya la comunidad tenía un camposanto en el pueblo de Camajuaní, y cosa curiosa, el Directorio Especial de Las Villas de 1941 lo incluye en su clasificado de cementerios, como mahometano. Por ignorancia? Otro sujeto a estudio. Desde principios del siglo XX, comenzaron a instalarse judíos en Santa Clara y en otros pueblos de la región central. Un hermano de mi padre estaba casado con una judía de origen turco, cuyos padres se había instalado en Santo Domingo. Curioso es también que la comunidad, -se dice que era una comunidad pobre-, nunca construyó una sinagoga en la ciudad cabecera de la región central. Muchas veces me pregunto cómo mantenían los judíos de Santa Clara, la práctica del judaísmo sin una sinagoga? Evidentemente, el culto podía llevarse a cabo en una casa de algún miembro de la comunidad, pero, tampoco había en Santa Clara ni carnicería ni bodega que expendiera productos kosher. Eso me hace suponer que la ausencia de una sinagoga a proximidad de sus lugares de residencia, lo que evidencia que la comunidad no contaba con un rabino, y la falta de productos y material litúrgico para el ritual judaico, trajo consigo cierta decadencia de la comunidad, que tuvo etapas de prosperidad, y se habla de la década de 1950, como los años más prósperos de de la comunidad judía y más tarde, después de la llegada al poder del Gobierno Revolucionario, una gran cantidad de judíos abandonaron la Isla, emigrando a los Estados Unidos, a otros países del continente americano y también a Israel. Esta emigración trajo consigo un desmembramiento de la comunidad, que fue decreciendo, al punto de llegar a romperse la cadena generacional. En la actualidad, los descendientes de judíos emigrantes, hijos, nietos y biznietos, ganan en interés por la historia y el pasado familiar, deseosos de consolidar y mantener el patrimonio espiritual de sus ancestros. ©cAc-2015 

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