miércoles, 17 de enero de 2018

Preámbulo para una memoria villaclareña

Desde hace mucho tiempo intento darle vida con letras a un espacio urbano santaclareño que comprende dos edificaciones, un parque, un sitio histórico y un antiguo club filantrópico. El conjunto está identificado en una trama vial que comprende una carretera nacional, un paseo, una corta avenida, dos calles, un callejón, y la margen de un río.
El espacio urbano al que me refiero está compuesto por:
Palacio de Justicia (1)
Parque de la Audiencia (2)
Paredón de Fusilamientos (3)
Esc. Fructuoso Rodríguez (4)
Parque “José Luis Miranda” (5)

La orilla derecha del río Bélico pone límite por el Suroeste, al terreno donde se extiende el Parque “J. L. Miranda”, el cual queda bordeado al Norte por la carretera Central, y al Este por el tramo final de la calle Juan Bruno Zayas. Justo pegado a la calle, el sitio que fuera Paredón de Fusilamientos, pero enclavado dentro del parque. Del otro lado de la calle que lleva el nombre del patriota villaclareño, el Palacio de Justicia y la Escuela. Entre ambas edificaciones, además de la carretera Central, una plaza abierta que los santaclareños denominan parque, el Parque de la Audiencia. Si nos situamos en el cruce de la carretera con el eje ancho, mirando hacia el Oriente, una vía larga de cien metros da acceso al barrio de la Pastora: la desconocida Avenida del General Juan Bruno Zayas, y hacia el sur buscando la salida que lleva a Manicaragua, el Paseo de la Paz, rebautizado como avenida Ramón Gonzales Coro. Por la derecha de la escuela pasa la calle Caridad, oficialmente nombrada General Roloff, también patriota de la gesta independentista. Al fondo del Palacio de Justicia se accede por una calle que nace en el Paseo, y serpentea el Parque de Pioneros hasta convertirse en la truncada calle Alemán que se desliza por el barrio Chamberi.

El área, que pudiera considerarse de notable valor histórico, ha visto en un largo periodo profundas renovaciones y rehabilitaciones, ha sufrido abandonos, ha sentido el deterioro del tiempo, la falta de mantenimiento y no pocas indisciplinas por parte de una franja de la población, que, por ignorancia o incivismo, destruyen el patrimonio urbano de la ciudad. ©cAc-2018

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