Al
finalizar 1929, año crucial para el mundo abocado por la Gran Depresión, el
Palacio de Justicia era una obra cuasi terminada. El edificio se erguía airoso.
Como se erguía el recién instalado monumento a la memoria de José Miguel Gómez.
Sin embargo, ambos seguían en medio de la tierra seca y polvorienta, mientras
no cayera una gota de lluvia. Ello no impidió que, comenzando la primavera de
1930, fuera inaugurado el Palacio de Justicia, en la ciudad de Marta, pero para
toda la jurisdicción de Santa Clara, que era entonces el nombre de la
provincia. En lo adelante, los santaclareños lo nombrarían Audiencia, tal como
se le sigue llamando en nuestros días.
El
hecho de ser la construcción más alta en todo el radio que circunda el
edificio, le otorga gran parte de su majestuosidad. Su estilo arquitectónico
tampoco lo demerita. La obra fue proyectada y ejecutada bajo la dirección del
ingeniero Fernando Martínez, que, sin obviar el eclecticismo, se afincó en el
neoclásico siguiendo variantes particulares, y otorgando a la planta una
simetría casi perfecta. ©cAc-2018
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