lunes, 12 de febrero de 2018

Colocación de la primera piedra del Palacio de Justicia


Poco después de la demolición de la Audiencia, comenzó el movimiento de tierra y la nivelación del terreno. Hacia el río el terreno descendía suavemente, creando una ligera cuesta. Justo en el declive, fue conservado un fragmento de muro del otrora cuartel de Tarragona. Mientras avanzaba la construcción de la carretera Central viniendo desde Occidente, fue colocada la primera piedra del edificio. Corría el año 27. El tejido propiamente urbano aún no se había extendido en esa porción de la ciudad cuando comenzó la edificación del palacio. Por el norte, la Cárcel Pública se alzaba como línea divisoria entre el término de las pedregosas calles rebautizadas por la naciente república (J.B.Zayas y E.Villuendas), al Este, la trama vial ya se extendía desde el parque Leoncio Vidal hacia el Sur (Cuba), y a lo largo del Paseo de la Paz, se levantaban viviendas humildes, viejos caserones y quintas que se construyeron para los licenciados del ejército libertador. Hacia el Oeste, crecía el barrio Condado del otro lado del río. El palacio iba ganando en volumen y altura rodeado de una franja pedregosa y de sabana, que verdeaba gracias a la proximidad del río. Durante la época de lluvias, el lodazal y los estancamientos de agua eran moneda corriente, no obstante, los trabajos se hicieron tenaces y el andamiaje vaticinaba una gran obra. Mientras se construía el futuro Palacio de Justicia, otra obra iba naciendo frente al edificio: el sitio que albergaría el monumento a José Miguel Gómez, y cuya primera piedra había sido colocada, todavía estando en activo La Audiencia. Una vez comenzada la obra en 1927, no hubo pausa en los trabajos, de ahí que cada día el cronograma constructivo avanzara, y al comenzar 1928, el edificio ya había terminado su nivel más alto. 
En mayo de ese año los exteriores, -decoración y agregados-, ya habían culminado, y en los meses siguientes, los trabajos de marquetería no se hicieron esperar. La colocación de vidrios, lucetas y vitrales, por la fragilidad, fueron, antes del mobiliario, casi de las últimas etapas de la ejecución. Durante una visita de Carlos Miguel de Céspedes para inspeccionar los trabajos de la CN n°1, el ministro -hacedor de ideas- del recién creado ministerio de Obras Públicas- dio fe de la casi concluida obra, majestuosa, imponente, en la periferia de una ciudad provinciana, lejos del mar, pero en el camino que unía La Habana con el Oriente cubano. ©cAc-2018


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