Desde que fue fundado el
villorrio en 1689 y hasta la segunda mitad del siglo XIX, Santa Clara no contó
con una verdadera penitenciaría. Los presos cumplían la pena en celdas
habilitadas, primero en el Cabildo de la calle Amargura (actual Marta Abreu), cuando
fue fundado el villorrio, y más tarde en la Casa Capitular instalada en la
vivienda del capitán Luis Pérez de Morales, frente a la Plaza Mayor. Con la
sucesión de tenientes gobernadores, la casa albergando el Cabildo, mejoraba sus
condiciones y seguía fungiendo como cárcel de la villa, función que duró hasta
1862. Cinco años antes de ser honorada con el título de ciudad, la villa se
dotó de una prisión, que evidentemente se llamaría Real Cárcel de Santa Clara,
siendo teniente gobernador, el coronel Patiño y Domínguez. La construcción de
la cárcel estuvo dirigida por el comandante de Ingenieros Jorge Talces. Corría
1862, año terminal de Francisco Serrano y Domínguez, Duque de la Torre, como
gobernador de la Capitanía General de Cuba.
Autorizada la Jefatura
Militar de Santa Clara a construir la cárcel, y con el asentimiento del
Ayuntamiento, las partes acordaron ejecutar la obra en un terreno donde
finalizaban dos estrechas calles que cerraban en ese punto el horizonte urbano:
Santo Espíritu (Juan Bruno Zayas) y San José (Enrique Villuendas). Terrenos yermos, guayabales, caserones de
madera distanciados, calles no delineadas, pedregosas y polvorientas, el
Cuartel de Tarragona en la misma perspectiva, y más al Sur, si se trazaba una
línea recta a partir de San José, el fondo del viejo hospital militar.
La cárcel fue construida
siguiendo el estilo neoclásico, y asegurando una verdadera armonía de volúmenes.
Originalmente concebida de una sola planta, el edificio estaba compuesto por un
pórtico frontal de cubierta plana sostenida por diez columnas toscanas y
flanqueadas por dos piezas a partir de las cuales, hacia el interior, se extendían sendas naves que formaban una herradura. Luego de un patio central
cuadrado, una nave paralela al cuerpo frontal unía las alas izquierda y derecha
del presidio. La dicha nave posibilitaba la inserción de un segundo patio, de
forma rectangular. Todas las naves dejaban ver pequeñas ventanas rectangulares
protegidas por rejas. Para la cubierta de las naves fue utilizada la teja
criolla. El pórtico estaba coronado por
un pretil recto severo en su decoración, una puerta de acceso principal con
arcada superior enrejada y seis ventanales a cada lado de la puerta, de simple
herrería. En la explanada de tierra frente al inmueble fueron plantados algunos
árboles. El resto del recinto carcelario estaba bordeado de un terreno que lo
separaba de las “calles”, pero sin ningún muro divisorio ni cerca. A la
entrada, sobre la pared, una placa de mármol fue colocada en el mismo año 1862
para recordar la construcción del inmueble.
La Real Cárcel dejó de
ser Real para convertirse en Cárcel Pública al término de la dominación
colonial (posteriormente Cárcel Provincial), y un año después la San José
periurbana, donde se levantaba el penal fue convertida en Paseo de la Paz. El
edificio no cambió de aspecto en todos esos años, pero los cambios republicanos
dieron terminación o renovaron la maraña urbana heredada. A la Cárcel le fue
agregado un recinto enrejado sostenido por pilares rematados en punta. En el
jardín contiguo a la nave izquierda le fue incorporada una fuente circular, y
fueron plantados olivos y palmas. Entre columna y columna de las que soportan
el frontón, fueron insertadas rejas de hierro forjado. En 1923, el Paseo de la
Paz es rebautizado Avenida General Juan Bruno Zayas, y una placa colocada en el
cruce de la “avenida” con la calle Caridad, dio fe de este cambio (la placa
desapareció no hace mucho cuando la vivienda enclavada en la esquina fue
reconstruida).
En un trágico accidente ocurrido en la esquina de la carretera
Central y el Paseo de la Paz, en septiembre de 1950, perdieron la vida dos empleados
del Juzgado, y para recordarlos, colegas de la profesión y amigos colocaron una
placa “in memorian” en junio de 1951. Durante el ataque a Santa Clara por las
tropas del ejército Rebelde, la penitenciaría fue asaltada y tomada el 31 de
diciembre de 1958. La Cárcel Provincial devenida “la cárcel” después de 1959,
estuvo en activo hasta la construcción del Penal de alta seguridad, conocido
como Pretensado. ©cAc-2018
De niño recuerdo haber visto el automóvil incrustado contra la pared. Recuerdo la cárcel pues vivía en la Calle Alemán y ese era nuestro paso obligado. Muchísimo después la convirtieron en una secundaria básica.
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