El Billarista se muestra flamante
y nuevo en su esquina de siempre: Marta Abreu y Villuendas, esquina que lo
viera empinarse como el inmueble más alto y sólido construido en la mitad del
siglo XIX en la región central de la Isla. Ahora le han vuelto los colores y su
aire de caserón grande con hermosa balconería en hierro forjado. Ciento
cincuenta y siete años de construido, fungiendo como vivienda, comercios,
oficina de telégrafo, billar, y como paredes mudas ante el abandono y el ir y
venir de las ratas que llegaron a apropiarse del lugar. Adiós escombros, ratas
y murciélagos. El Billarista ha renacido y de sus ruinas nada queda, salvo el
recuerdo triste de haberlo visto envejecer a fuerza de maltratos. Recupera la
ciudad una perla de su patrimonio urbano, recuperamos todos, el aliento
sabiéndolo nuestro. Una tienda por departamentos, -su nueva función,
distribuidos en sus tres niveles. La planta que fuera originalmente vivienda,
ha sido dedicada a calzados, peletería y accesorios. El nivel intermedio ofrece
también calzado, prendas deportivas y sus accesorios. La planta baja, concebida
desde sus orígenes como planta comercial, acoge bisutería, joyería y
perfumería. Su función totalmente comercial multiplicará el uso del inmueble,
pero también se han concretizado las futuras intervenciones periódicas a fin de
que no pierda el esplendor rescatado. El Billarista impone su silueta, y la
tercera planta es visible desde la esquina del Teatro La Caridad, con su techo
rojizo, imitando la criollez de las tejas y el amarillo de época bañando sus
paredes. Visto desde donde comienza el callejón de Santa Bárbara, el fondo del edificio,
que fuera colindante con un inmueble también colonial, de dos niveles, -dejado
al abandono y ahora desaparecido durante la remodelación del Billarista, deja
demasiado a la vista los sistemas de climatización y ventilación. Como
comentaba recientemente, no me dejaré llevar por visiones subjetivas, es
posible que el espacio abierto entre las viviendas y el Billarista, encuentre
un proyecto renovador, y quién sabe si ya está rodando el mismo. ©cAc-2010
El Billarista, rescatado, 10 años
después (mayo del 2020)
“El Billarista, 157 años después”
fue publicada en el 2010, recién acabadas las obras de rescate y restauración.
Fue la tercera crónica acerca del edificio, y siempre pensé que por su valor
patrimonial para la ciudad, estaría en la mira de todos, del pasante, del que
entra para comprar o para husmear, de todos los santaclareños, de los
arquitectos e ingenieros que hicieron posible el rescate, y por supuesto, de
las autoridades de patrimonio, y otras direcciones que administran el cotidiano
de un territorio. Han pasado diez años desde la re-inauguración del inmueble
convertido en tienda por departamentos. Y en una isla húmeda y propensa al
deterioro, -tanto por la humedad como por la consabida falta de mantenimiento,
que empuja al descuido, y el descuido que empuja a su vez a la desidia-, el
Billarista iba a sufrir rasguñaduras exteriores e interiores. Basta levantar la
cabeza y mirar las cornisas, la pintura, la limpieza, los cambios y movimientos
de mostradores, un cierre aquí y un cierre allá, este pedazo clausurado al
público, la atención al cliente con una sonrisa o con una mueca, y lo que hay y
lo que nunca hay, en la que fuera tildada de megatienda en los días sucesivos a
su apertura. A inicios del año 2009, la periodista Idalia Vázquez Zerquera
hacía referencia al Billarista en un artículo de prensa digital[1],
y comentaba que al término de los trabajos de la otrora Cámara de Comercio, y
del desaparecido Bar Los Taínos, y del propio Billarista se daba “paso a uno de
los complejos de tiendas más grandes y funcionales de Cuba”. Han pasado dos
lustros, y digo, bravo por haberse recuperado el Billarista y la fachada
esquinada de la Cámara de Comercio, (los dos otros inmuebles fueron demolidos y
anexados para extender el volumen de la futura tienda), y me pregunto, son
ellas “uno de los complejos de tiendas más grandes y funcionales de Cuba”? ©cAc-2020
[1] Restauran
primer edificio de tres plantas del centro de Cuba. Idalia Vázquez Zerquera.
Vanguardia digital. Villaclara, Cuba. 13 de abril de 2009.
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