jueves, 29 de enero de 2009

En el patio, dos bustos

Si bien la foto pudiera motivar un comentario de índole arquitectural, no sería en este post. Quiero referirme a los dos bustos, cuyas maestras nos enseñaron a respetar desde aquella mañana septembrina en que cruzamos la puerta de la escuela. En el medio del patio, mirando a la entrada, el busto del Apóstol, en su base un cantero siempre florecido. A su izquierda, el busto de Marta Abreu, cuyo nombre lleva la escuela. Crecimos con la certeza de las palabras del Maestro. Y lo honramos infinitamente. Dos veces me eligieron para representar a Martí, una vez fue en ese patio, frente a su busto. Tenía diez u once años. Cada viernes se realizaba el « acto cívico » que luego cambió de nombre. Y se hacían representaciones teatrales, se declamaban poemas, breve, que correspondió a mi grupo protagonizar los hechos que antecedieron al juicio en el que José Martí fue condenado al Presidio Político. Recuerdo que temblé leyendo la carta que los voluntarios españoles habían encontrado en casa de su amigo Fermín Valdés Dominguez, dirigida a Carlos de Castro, un condiscípulo ["¿Has soñado tú alguna vez con la gloria de los apóstatas? ¿Sabes tú cómo se castigaba en la antigüedad la apostasía? Esperamos que un discípulo del Sr. Rafael M. de Mendive no ha de dejar sin contestación esta carta.". Valdés Martí] La carta sirvió para acusar a Martí de infidencia. Martí y Valdés Dominguez fueron enjuiciados, y castigados a seis años de cárcel y seis meses respectivamente. Cumple condena en Cuba y luego es desterrado a España. De ésta dura experiencia sale de su pluma El Presidio Político en Cuba, en el cual narra la opresión, el abuso y los horrores de la prisión perpetrados por el gobierno español de la Isla.©cAc-2009


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