Otra casa que ha sufrido el discurrir del tiempo, los
atropellos de la humedad y alguna que otra ráfaga de viento huracanado en
octubres inestables pero que ha tenido la suerte de ser maquillada de cuando en
cuando. Desde afuera, una casa de esas “de antes”, “muy buena”, como dicen los
corredores en su lenguaje inmobiliario de parias urbanos. El imprescindible
zaguán con la ventana interior enrejada, dando a la sala; la saleta, abra de
frescor entre las dos primeras piezas y el patio corrido hasta el comedor, con
su ventana amplia acristalada. Portal corrido desde la saleta hasta la puerta
de la cocina comedor, descansando sobre columnas y arcos. Los pisos de origen,
como nuevos. Fue la casa de una amiga, y ahora vive un militar retirado. Toqué
a la puerta y pedí me dejara hacer algunas fotos. Lo que me interesaba eran los
vidrios de sus puertas, bastante bien conservadas. La fuente del patio,
trabajada con azulejos de Portugal, ha logrado desafiar la falta de agua. Los
dejo en la penumbra fresca de la saleta, sólo alterada por la claridad que deja
pasar la opalina verde. ©cAc
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