Gerardo Machado y Morales ocupó la primera
magistratura de la isla cuando Santa Clara daba los últimos toques al
reordenamiento de su parque, denominado “parque republicano”. Dos años después,
en 1927, la ciudad de Marta vio sanear sus calles, como concretización del
programa electoral con el cual Machado había ganado la silla presidencial, y
cuyo slogan era “agua, caminos y escuelas”. No pretendo enjuiciar los actos
políticos de Machado, ni alabarlo por el hecho de que bajo su gobierno Santa
Clara cambiara su aspecto urbano y se dotara de nuevas edificaciones. Gerardo
Machado era camajuanense, nacido en 1871, pero su familia se había radicado en
la capital provincial, lo que hace suponer que haya sido esto lo que lo aproximó
y llevó a privilegiar a la ciudad en sus planes de saneamiento.
Decía que las calles quedaron pavimentadas, y eso era
un paso en el progreso. Una vez alguien con quien hablaba quiso minimizar el
alcance de esos trabajos públicos y me dijo, -pero Machado no pavimentó todas
las calles de Santa Clara!, y por supuesto entramos en un callejón sin salida.
No era posible pavimentar, por chica que fuera, una ciudad entera, y tampoco
era la única a pavimentar en la isla. El adoquín, importado de Noruega, a dieciocho
centavos de dólar la pieza, se colocó sobre una base de hormigón en aquellas
calles propensas a una mayor circulación. En el resto de las calles
pavimentadas, primero se rellenaron de piedra picada para atenuar las
imperfecciones y evitar futuras depresiones, y luego fueron cubiertas de
macadam tipo “Telford”. Estas obras viales en la ciudad, -cuyo costo ascendió a 743 000 pesos, ayudaron a mejorar no
solo el aspecto urbano sino también la calidad de vida de sus pobladores, pues
conjuntamente con la pavimentación, se incorporó la red de alcantarillado y
acueducto. ©cAc
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