Inevitablemente, volvemos al parque, o casi, en caso de que no quisiéramos volver al cuadrilátero, aunque no necesariamente. Y volvemos por esas tres esquinas que están estrechamente relacionadas con el acceso, o la salida del parque Vidal. Cada una de esas tres esquinas tiene un ambiente particular, que les presento ahora y que desarrollaremos individualmente después.
La primera que trataremos, fue la vía tradicional hacia la estación de trenes, por Luis Estévez, y por consiguiente, la salida hacia la carretera de Sagua. Desde antaño, Céspedes, de poco tráfico, fue una calle de acceso al parque, pero desde el cierre de éste a la circulación vial, el sentido cambió, y los automóviles doblan a la derecha en Luis Estévez, pero atención, el movimiento de vehículos es casi inexistente. Los autos que se parquean en una y otra calle, son taxis particulares, boteros y algún que otro bicitaxista en espera de clientes, al acecho de turistas, o de aquel que ellos suponen que pueda necesitar de un transporte, -taxi, amigo, taxi, amigo- es lo único que saben decir, unas veces los choferes, otras los intermediarios que pululan por la esquina, sentados en los quicios de las ventanas del museo y en la acera, tratando de arreglar el mundo, de vivir, de « trabajar» sin mucho esfuerzo …
La primera que trataremos, fue la vía tradicional hacia la estación de trenes, por Luis Estévez, y por consiguiente, la salida hacia la carretera de Sagua. Desde antaño, Céspedes, de poco tráfico, fue una calle de acceso al parque, pero desde el cierre de éste a la circulación vial, el sentido cambió, y los automóviles doblan a la derecha en Luis Estévez, pero atención, el movimiento de vehículos es casi inexistente. Los autos que se parquean en una y otra calle, son taxis particulares, boteros y algún que otro bicitaxista en espera de clientes, al acecho de turistas, o de aquel que ellos suponen que pueda necesitar de un transporte, -taxi, amigo, taxi, amigo- es lo único que saben decir, unas veces los choferes, otras los intermediarios que pululan por la esquina, sentados en los quicios de las ventanas del museo y en la acera, tratando de arreglar el mundo, de vivir, de « trabajar» sin mucho esfuerzo …
La segunda esquina, aquella que es el principal acceso al centro desde el oeste (calle Rafael Tristá), y la salida y conexión hacia la zona urbana de « los hospitales » (calle Cuba), aunque no como antes del cierre del parque, mantiene una circulación regular, y el mismo sentido vial. Zona de tres actividades informales : los choferes de autos particulares, -aquí se ven menos intermediarios-, los « parqueadores » y « cuidadores » de los coches de turismo, y el fuerte de la esquina, que son aquellas personas que se dedican a la compra-venta de pesos convertibles, justamente en los portales de la sucursal oficial « Cadeca », y a dos pasos del BFI y del BCC, donde turistas y cubanos de visita en la Isla se proveen también de pesos CUC.
Nuestra última esquina, ahora inaccesible a la circulación por las obras de la Cámara de Comercio, y limitado el paso peatonal, es la menos conflictiva y también tiene sus habitudes. Come en las otras dos, tanto por Máximo Gómez, como por Marta Abreu, se parquean los choferes de taxi, sobre todo aquellos que proponen las carreras a los centros nocturnos alejados del centro, y los bicitaxistas. Es una esquina de gran movimiento peatonal, hacia y desde el parque, en dirección al oeste, donde « El Mejunje » y la « terminal intermunicipal » son centros neurálgicos ; y hacia la zona comercial del boulevard… ©cAc
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