
…un paseo en el tiempo, una mirada atrás para recordar calles y muros con sus tristezas y alegrías, los inicios polvorientos, la hora de los adoquines, del desorden, de las ingratitudes y de las esperanzas que se forjan escudriñando el viaje lento de una hoja flotando en las aguas del Bélico…
martes, 31 de mayo de 2011
Esquinas de SC (San Miguel & Central)

Etiquetas:
Arquitectura & Urbanismo,
Esquinas de Santa Clara
domingo, 29 de mayo de 2011
Las casas Jabón Candado de Santa Clara


La mejor conservada es la casa de La Vigía, que aún mantiene el candado y la inscripción frontal y lateral VILLA JABÓN CANDADO, inscripción que le fue borrada a la de la carretera Central y calle Jesús Menéndez. A esta última le fue agregada una entrada para garaje y como puede verse, si comparamos las imágenes, originalmente el espacio de jardín era mucho más abierto y menos protegido. Las dos casas, con cubierta de tejas, siguen la misma estructura constructiva y están compuestas de portal, sala, comedor, y cocina a la derecha, y tres dormitorios y un cuarto de baño en el ala izquierda. A lo ancho de la casa, un patio al fondo y jardín frontal y lateral. Les presento algunas fotos de ambas casas, un plano en planta, de su distribución espacial, la ubicación en la ciudad y una publicidad del jabón y del sorteo, de la época. ©cAc-2011
martes, 17 de mayo de 2011
Ave. San Juan de los Remedios N° 1 (Sta Clara)

La urbanización del eje vial que se inicia en el Puente de La Cruz comenzó a tomar forma en los inicios de la República. En algunos tramos de la carretera, se habían construidos quintas, como residencias permanentes y como quintas de recreo. Aún quedan trazas de estas casonas. La virginidad de esos terrenos no urbanos pero próximos al centro administrativo y comercial de la ciudad, hizo pensar a las autoridades en la posibilidad de extender la trama urbana. Así nació la idea de construir, pasando el puente, a la derecha, el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara. Corría el año 1913, y comenzaba el mandato de Mario García Menocal. Después de haber comenzado las obras del Instituto, la construcción de ese inmueble para la enseñanza se detuvo. La estructura constructiva ya comenzada se repensó entonces como pabellón hospitalario, obra que tampoco vio término, ni en el gobierno de García Menocal, ni en el periodo presidencial de Alfredo Zayas. Por esa época, también a la derecha, se establece en un recodo del río, una compañía maderera y un taller de carpintería perteneciente a los propietarios del almacén “La Campana”, dotado de una chimenea, que emergía entre los árboles y era fácilmente visible. Durante . Bajo el empuje de Méndez Peñate, gobernador provincial, y
el apoyo del presidente de la República, Gerardo Machado, que trataba de llevar a bien su programa de bienestar social, educación, sanidad y viales, el proyecto de hospital cobró fuerza y cuerpo, y vio la luz como Hospital de Maternidad e Infancia “Lutgarda Morales”, el 30 de diciembre de 1928. La institución de salud abrió la brecha urbana que aunque tímidamente, transformaría la carretera de Camajuaní, oficialmente llamada avenida de San Juan de los Remedios. En la década delalgunos años, la obra, abandonada, dio paso a la ruina e incluso al asentamiento informal de personas 1930, en el tramo de carretera que va desde el puente hasta frente a los terrenos deportivos del Instituto de Segunda Enseñanza, las casas de madera existentes fueron reconstruidas y otras vieron la luz, adoptando el estilo que adoptaba la imagen urbana de la ciudad. Es precisamente cuando emerge en el paisaje, el inmueble de estilo ecléctico, y que por su altura, ofrece una vista panorámica de la ciudad, los confines de Malezas, de la Loma del Capiro y del área que la envuelve.
La planta baja, que fuera concebida para alojar uno o más locales destinados a comercio, es de puntal alto, tiene en su fr
ente tres anchas puertas con lucetas en arcada y
a cada lado sendas ventanas que descienden hasta el piso, con luceta superior rectangular y reja en hierro forjado. Se accede a los niveles superiores por una escalera exterior con descanso intermedio. El primer nivel, de uso doméstico, tiene incorporado un balcón a balaustres, al que puede salirse por cualquiera de las seis puertas-ventanas, dos laterales y cuatro frontales, en armonía con el trazado de las de la planta baja, llevan lucetas superiores, y la carpintería conjuga madera y vidrio, y las típicas persianas de tabletas fijas que van a permitir una ventilación permanente. Las ventanas restantes, de carpintería ordinaria, son de talla mediana y llevan lucetas de vidrio. La segunda planta, de bajo puntal, tiene un balcón frontal en su eje central, a balaustres, con una sola puerta de acceso. Los paños de muro llevan ventanas pequeñas, salvo la pared en cuyo interior está adosada una escalera estrecha que lleva a una pieza techada, situada en el fondo derecho de la última planta, y que es la azotea del edificio. Además de los balcones, relevantes en el inmueble, sostenidos por ménsulas, se destacan elementos y molduras, incluso, la incorporación de arcadas decorativas en las paredes del segundo nivel, revelan rasgos del art-nouveau. Es de destacar el uso de la teja criolla sobre la marquesina que bordea la pared superior de la segunda planta y como en lugar del acostumbrado balaustre en el pretil, el constructor reproduce la decoración incorporada en la parte inferior de los muros de esta planta. El observador curioso descubrirá en el piso frente al edificio cuatro mosaicos decorativos, hechos en granito, y en la fachada, una placa ilegible a fuerza de pinturas y cales que evoca la vieja señalización de las vías villaclareñas. Igualmente descubrirán tres guardavecinos que no lo son como tal, pero que ponen cierta distancia entre las piezas del primer nivel que dan al extendido balcón. En la planta baja, en el extremo izquierdo, el local está ocupado por una carnicería, “La oveja”. Del otro lado, el espacio fue reconvertido en vivienda, observen las ventanas “Miami” protegidas con cabillas. Sobre la cubierta de tejas decora
tivas, la mala hierba crece a gusto. La ropa tendida en los balcones evoca las miserias del “quart-monde”. Yo he imaginado el edificio como nuevo en la década del treinta. El lector anónimo y muchos otros, no pasarán por alto que el inmueble vive un cierto abandono, que se traduce en falta de mantenimiento, de interés por parte de sus ocupantes y quizás también de parte de las autoridades que deben velar por la conservación de los inmuebles urbanos. Atención, no critico a nadie en particular, que nadie se sienta agredido, y tampoco vayan a comentar en voz baja lo que no hacen en público. A fin de cuentas, la culpa de todo la tiene el totí!. Un edificio singular en el comienzo de una arteria vital en lo cotidiano y en lo urbano de la ciudad de Marta. ©cAc


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