jueves, 12 de noviembre de 2015

Agua, caminos y escuelas, preámbulo de la C N n°1

Santa Clara se despertaba del letargo provincial heredado del pasado colonial. Durante el primer cuarto del siglo XX, amén de las nuevas edificaciones que vinieron a engrandecer el patrimonio urbano, dos obras marcaron la atención en la década del 1920. Con la demolición en 1923 de la Iglesia Parroquial Mayor, la ciudad perdía el más importante edificio patrimonial que nos legaran los fundadores y primeros benefactores de la villa. La desaparición del templo cuya pila bautismal fue el detonador del popular gentilicio de los nacidos en la ciudad, los pilongos, abrió el camino a la reorganización urbana de la Plaza-Parque. Nació entonces en 1925 el Parque Republicano que puso término a los primeros cinco lustros del siglo XX en la ciudad de Marta. Justamente, el año en que el otrora patriota de la guerra de Independencia, Gerardo Machado y Morales asumía su mandato como Presidente de la República. Machado diseñó su programa electoral en función del bienestar social, y se lanzó a la conquista de la silla presidencial prometiendo “agua, caminos y escuelas”. Y Santa Clara, que lo adoptó como casi hijo por la cercanía con Camajuaní, no le reprochó el bienestar prometido. La carretera Central de Cuba (C N n°1) fue testigo vivo de nuevos tiempos cuya puerta abría Machado, con el apoyo y diligencia del Secretario de Obras Públicas, el Dr. Carlos Miguel T. de Céspedes, y cuya actividad constructiva lo lanzó a la popularidad como “El Dinámico”. Gerardo Machado se envileció como se envilecen los hombres con cierto o mucho poder, pero no es mi intención hacer análisis político, solo me limito a considerar el impacto constructivo que generó una revitalización de lo urbano. La carretera achicó distancias, unió pueblos y cambió el aspecto urbano y demográfico de ciudades como Santa Clara. Veamos. Lleguemos al final y saquemos nuestras propias conclusiones. ©cAc-2015

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