martes, 20 de octubre de 2020

La Bodega de Aneiros y la panadería La Paloma



Esquina noroeste. La edificación que existió en este ángulo noroeste del cruce, nos lleva a pensar que desde su parcelación, el objetivo fue comercial, y que la parcela estaba dividida en dos, quizás tres lotes, con fachada principal por San Miguel. Los tres lotes tenían el mismo ancho que el largo de la pared lateral por Cuba. Por San Miguel colindaba con una vivienda y por Cuba, colindaba con el antiguo colegio de las Teresianas, hoy una escuela secundaria. Esta esquina, siguiendo la tradición comercial de la época colonial y su continuación en el período republicano, fue una bodega, y no cualquier bodega, sino la gran bodega de Aneiros, un apellido gallego enraizado en la ciudad de Marta. El bodeguero Aneiros vio intervenido su comercio, y no puedo afirmar que siguiera siendo una bodega, porque cuando descubrí la esquina, ya estaba en su lugar la panadería La Paloma, y que estuvo haciendo panes, y asando lechones para fiestas navideñas familiares hasta el 2015. En el 2009, se derrumbó buena parte de la secundaria (calle Cuba). Una vez finalizados los trabajos de rescate del otrora colegio religioso (2016), comenzó el proceso de demolición del inmueble de la panadería. Un proceso que comenzó por el desconchado de los muros, lo cual nos permitió conocer que el inmueble por la calle Cuba, tuvo originalmente seis grandes puertas. Estas puertas seguramente pertenecían a la bodega de Aneiros. Hubo una etapa de demolición, robo de materiales que pertenecían a la estructura medio abandonada medio demolida, sorpresa de los vecinos, de los pasantes habituales, e incertidumbre por el futuro de esa esquina de un valor suelo innegable. El lote más al oeste, que colinda con una construcción doméstica, ahora sede de una empresa denominada Quimep, fue el primero en ser construido, un inmueble de tres plantas, que abriga dos viviendas, ambas inscritas como hostales que arriendan en divisas al decir del logo en azul (El Bunker de Oro y Villa Cristal). La segunda vivienda en el 2017 todavía estaba en construcción, si apreciamos que la fachada no había sido repellada y la foto tomada este año 2020 la muestra terminada, pero no se aprecia el cartel que colgaba sobre la puerta anunciando Hostal Perla Centro en diciembre del 2019. La esquina de marras, aquella que todavía conservaba la carpintería de su techo y la cubierta de tejas hasta más o menos el 2015, está a medio terminar en este 2020, y como las otras nuevas construcciones, distorsionan completamente el paisaje urbano de la ciudad. Ni bodega, ni panadería, una murió, la otra se fue volando. ©cAc-2020



2 comentarios:

  1. Como siempre logras que uno se quede en la lectura, atrapado en esa aventura del tiempo.

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