Independencia N° 67 (el inmueble)
El inmueble que se levanta en Independencia y Juan
Bruno Zayas, de ninguna manera podemos permitir que se desplome. Por la
salvaguarda del patrimonio y porque los santaclareños necesitan de ella como
institución cultural. La casona tiene valores patrimoniales y arquitecturales.
La cornisa que corona los tres lados de la casa, oculta la cubierta de tejas de
las piezas delanteras y que corren por el lateral derecho. El resto de la
cubierta es de placa revestida de rasilla, y le da aires de terraza a la
vivienda, sin peligro de accidente pues el cuadrilátero abierto del patio lleva
baranda de hierro con trabajos de forja igual de sorprendentes. La fachada manifiesta el preludio de la
influencia neoclásica con toques eclécticos que pueden apreciarse en la
herrería. Unas quince rejas componen el enrejado de la casa, cinco por la fachada
principal y seis por la pared que corre por Zayas, todas puerta-ventanas. Por
el fondo, las rejas mucho más simples, cubren tres ventanas, y tres rejas hacen
función de baranda-balcón, en las ventanas del altillo que hace ángulo en Zayas
y La Palma. El motivo de la lira embellece la herrería. La construcción en su
origen, a vocación doméstica, anuncia una planta que refleja la tendencia
regional a construir utilizando la doble crujía posicionadas paralelamente a la
calle, una galería e inmediatamente el patio. El patio fue concebido como un
claustro buscando confort a las piezas que lo circundan: iluminación sin
incidencia fuerte del sol, y ventilación. La brisa se agolpa y corre por entre
las columnas que sostienen el portal en derredor. El constructor no escatimó en
pisos, y los mármoles fueron elegidos y posicionados con taraceas en diferentes
tonos y calidades. Los pisos exteriores a las piezas habitables no por simples
dejan de ser hermosos. La magnificencia de la decoración interior tampoco tuvo
reparos, si por un lado la carpintería de las ventanas deja ver cierta
influencia toscana en la profusión de pilastras y el imbricado de éstas en los
tableros de las puertas; por otro lado, los vitrales aumentan el esplendor de
la luz y de la carpintería. La herrería interior es puro bordado donde la
nobleza de la forja se encaprichó en formas y vueltas, y justo entrando por el
zaguán, el ojo curioso descubre el arte de los maestros de antaño. Dieciséis
piezas componen la vivienda, al altillo se llega por la escalera situada en la
pieza situada al fondo y que permite una entrada de servicio. El altillo, pieza
discreta, de evasión?, de vigía?, al parecer lleva cubierta de tejas si tenemos
en cuenta la caída del alero hacia el callejón, sin embargo, los seis pilares
coronados por vasos decorativos y entrelazados por barandas dejan pensar a una
terraza superior. En realidad la cubierta es de tejas sobre estructura de
carpintería. Al centro del patio, un pozo de rondana, mitad decorativo mitad
necesidad imperiosa para aliviar la falta de agua en épocas de seca. Un inmueble con estas características, de sabido
valor patrimonial, bien vale una rehabilitación costosa que le de vida y bríos
a la ciudad y a la cultura local. © cAc-2015.
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