En 1854 la calle
Isabel II (actual calle Colón), aunque
polvorienta durante la seca y fangosa en tiempo de lluvias, era un eje
principal en el tejido urbano de Santa Clara, desprovista aún de su título de
ciudad, y que obtendría trece años más
tarde. En los terrenos mercedados en tiempos de la fundación, los villaclareños
hacían construir sus casas, enormes caserones de estilo colonial que con el
cursar del tiempo iban rehabilitándose, deteriorándose o simplemente
reconstruyendo con nuevos órdenes, gustos y tendencias. Me referiré a una de esas
casas de la calle Colón, hoy numerada con el 56 y en la cual nació en agosto de
1854, Carmita, Gutiérrez por su padre, Morrillo por su madre. Carmen nacía en
una isla bajo dominación española, cuya población ya era más criolla que
española, con blancos, pardos, mulatos y negros, aún soportando los designios
esclavistas de la metrópolis. Carmen nació y creció en una familia que
respiraba dignidad humana y patriotismo. Y ese ambiente familiar la modeló en
sus aspiraciones y en su relación vis à vis de la sociedad. Los esclavos
pululaban en las grandes y no menos grandes familias, y el servicio doméstico,
aunque fueran libres, era siempre trabajo de negros, de mulatos… Cultivarse en
una sociedad esclavista era tarea ardua para la gente de color, y la joven
Carmen, -aún adolescente, no vaciló en dedicar tiempo para enseñar a leer y
escribir a esclavos domésticos. A los 25 años, Carmen fundó un colegio para
señoritas, y en el cual otorgaba cupos para niñas pobres. Carmen, en sus tardes
libres recibía en el colegio a niños pobres a quiénes instruía. La enseñanza
fue su pasión, y ejercerla una vocación que trasmitió a muchos villaclareños.
Pero además de ejercer la enseñanza, Carmen asumió su rol de mujer patriota, la
isla envuelta en aspiraciones libertarias, y las guerras independentistas
abriendo camino a través de la manigua. De la etapa de luchas patrióticas queda
el haber fundado el Club “Hermanas de Juan Bruno Zayas”, que presidiera y desde
el cual, junto a su hermana, muchachas de su familia y amigas, colaboraron y
apoyaron al Ejército Libertador. Carmen conoció junto a otras luchadoras
villaclareñas, la cárcel y la visión horrible de un país en guerra y maniatado
por la vergonzosa Reconcentración que implantara Valeriano Weyler para sofocar
el avance independentista. Carmen Gutiérrez Morrillo vio terminar la segunda Guerra
de Independencia y vio ondear la bandera cubana en el Ayuntamiento de su ciudad
natal, Santa Clara, en la cual falleció en diciembre de 1914. Se le recuerda a
la patriota en el Parque del Carmen, en uno de cuyos espacios verde se erigió en
1925 un monumento, esculpido en piedra de talla. El callejón de San Cayetano que popularmente se
le conoce como de la Pita y que va desde la calle Martí hasta la calle Berenguer
fue nombrado por acuerdo del Ayuntamiento comenzando la República como Carmen
Gutiérrez. Sobre una tarja adosada a la
fachada de la casa donde naciera, está inscrito su nombre como patriota de la
Guerra del 95. La casa donde naciera la patriota villaclareña, es sede de un
organismo del Estado. El inmueble no ha sufrido cambios de importancia y mantiene
su planta de casa colonial. Las oficinas ocupan las diferentes piezas de la
misma. La fachada tiene como entrada principal una puerta cochera que integra
la puerta de acceso al primer salón. Las
dos ventanas que dan a la calle, anchas, guarecidas por una verja en hierro
forjado con la típica lira de las rejas santaclareñas, llevan en su parte
superior el guardapolvos que se adosaba en la época. Las piezas unas tras otras
están situadas en el ala derecha de la casa y al fondo de la misma, bordeadas
en escuadra por un portal que le impregnan frescor. Patio interior arbolado y
dividido en canteros. La carpintería original se mantiene en buen estado, y la
cubierta del techo es de tejas criollas. La vivienda se dotó de hermosos
mosaicos cuando las baldosas remplazaron pisos menos vistosos y confortables. ©
cAc-2015
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