martes, 14 de julio de 2015

S.O.S. por la Casa de la Ciudad (Independencia N° 67)

Las voces por estruendosas que puedan ser no siempre llegan a todos los oídos. Pero hay que gritar a voces para salvar ruinas, o para salvar lo que la ruina puede borrar: el pasado patrimonial, que no por pasado es una blasfemia al presente ni al futuro. Tiempo hace que estoy por mostrar a quienes se acercan a mi blog interesados por Santa Clara, la riqueza arquitectural de una construcción doméstica de la segunda mitad del siglo XIX y que pasado el tiempo, y diversos propietarios y ocupantes, quedó en manos de un organismo, de un ministerio o de la administración municipal. No sé a cuál de ellos pertenecen esos viejos muros. Evidentemente, Cultura del municipio, tiene cartas en el asunto, como las tiene el gobierno municipal, y la entidad de Patrimonio, que debe velar por la protección y conservación del mismo. Tres lustros después de su inauguración, al final de una soleada tarde de enero del 2005, invernal y agradable, me paseé por las piezas, galería y patio de la casa escudriñando sus valores, su pasado impreso en la arquitectura, apretando el obturador y disfrutando de la brisa fresca que desciende desde el exterior y se escurre entre las gruesas columnas que sostienen el espacio claustral. Aparentemente todo iba de par, tanto la proposición cultural de la Casa, de manos de su directora y  de su equipo de trabajo, así como el mantenimiento de sus techos y muros (interiores y exteriores). Por razones familiares, la vuelta a Santa Clara en el 2010, no me permitió deambular como otras veces por sus calles, cámara en la mano. Una pasada obligada por frente a la Casa, me dejó ver su puerta principal cerrada (léase clausurada) y la humedad ganando terreno por sus muros exteriores, cuya pintura se descascaraba como piel enferma. Me limité a fotografiar la herrería exterior, donde el blanco daba paso a la herrumbre. La carpintería de las ventanas, falta de puntuales brochazos de mantenimiento, comenzaba a dar señales de fatiga. La Casa de la Ciudad va terminar mal, me dije. Pasó un mes y de vuelta a Lutecia leí un artículo titulado “Salvaguardar la casa de todos en Santa Clara”, del periodista Narciso Fernández Ramírez, con apoyo fotográfico de Manuel de Feria [Vanguardia, 30 de enero de 2011]. Entonces me percaté que la casona sita en Independencia N° 67, estaba sufriendo el deterioro que la falta de mantenimiento engendra, y el desamparo de quienes tienen la responsabilidad de mantenerla en funcionamiento, y no me refiero a sus trabajadores, que la mayor parte del tiempo hacen de tripas corazón para que las cosas funcionen, sino a las autoridades competentes. A principios de este año 2015, pregunté si avanzaban los trabajos de carpintería de la Casa de la Ciudad, donde un equipo se afanaba en renovar todo el techo de madera del inmueble, y que comprende un buen volumen. No puse los pies en la obra, y me arrepiento. Sin embargo, saber que la carpintería estaba siendo asegurada por un artesano local, conocedor de su trabajo, me animó a pensar en un buen futuro para esos techos. Hace apenas unos días, el 9 de julio exactamente, un título concerniendo Santa Clara me llamó la atención: “La Casa de la Ciudad, en riesgo de derrumbe”, ésta vez aparecido en 14ymedio, escrito por José León Pérez, y con foto del propio autor (http://www.14ymedio.com/cultura/Casa-Ciudad-riesgo-derrumbe_0_1812418753.html ).

Quedé desconcertado con aquello de “riesgo de derrumbe” porque el inmueble tiene una estructura sólida, el derrumbe solo podría venir desde el techo, por la carpintería deteriorada, afectada por termitas y por la humedad. Pero, y los trabajos de carpintería que se llevaban a cabo en el pasado mes de febrero? Algo no va en esta historia de derrumbe, me dije. Releí el artículo de 14ymedio y me di a la búsqueda del artículo de Vanguardia que no encontré en el sitio del periódico villaclareño, pero que yo había registrado en mi archivo de trabajo personal. Entre ambos artículos han pasado cuatro años, cinco meses y unos días, y entre ambos la similitud es sorprendente. El artículo de Vanguardia, podría haber sido más preciso e informativo, a mi juicio personal, pero el mensaje anunciador del deterioro de la Casa estaba echado a andar. Lo que francamente me ha chocado en el artículo escogido por 14ymedio para su rúbrica Temas, no es el anuncio de derrumbe, sino el hecho de reproducir casi integralmente el artículo publicado en enero del 2011 por el periodista Narciso Fernández, copiar y pegar en lugar de investigar, de ir al meollo de la cuestión, copiar y pegar en lugar de descubrir, destapar y mostrar realidades, ya sean duras y difíciles de aceptar. El más reciente de los artículos de marra nada me ha enseñado, salvo haberme empujado a revisitar la historia del inmueble, sus cualidades como construcción doméstica y cuya riqueza le otorgan el valor patrimonial que no debiéramos desdeñar. Conociendo las malas interpretaciones que puedan surgir a partir de este trabajo, creo pertinente aclarar que en ningún momento mi voz se alza para defender la gestión que llevan a cabo tanto las autoridades competentes como aquellas que emanan de la entidad que vela por la conservación y el patrimonio urbano de Santa Clara. Tampoco ataco la acción denunciadora del articulista de 14ymedio, y si el anuncio de riesgo de derrumbe no revela toda la actualidad que me esperaba, interpreto el artículo como la voz de alerta que no solo hay riesgos en la Casa de la Ciudad, hay deterioro, abandono y malos desempeños en muchos otros inmuebles de la ciudad de Marta. ©cAc-2015. 


Foto del inmueble situado en Independencia N° 67 antes de la restauración llevada a cabo entre 1988 y 1990 y que se convertiría en la Casa de la Ciudad.

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