sábado, 12 de febrero de 2011

Parque de Camacho


En un post anterior les decía que Camacho puede vanagloriarse de ser el único barrio/reparto de la ciudad en tener parque y glorieta. El parque fue concebido como parque de recreo para los niños de Camacho y sus alrededores. Una duda me asaltaba, al concebirse el parque infantil, ya existía como tal ese espacio-parque, ten iendo incluso una glorieta más antigua? En efecto, “Pro-Parque Infantil José Martí del RepartoCamacho, Santa Clara”, fue un proyecto para rehabilitar el Parque de Camacho, a iniciativa de tres vecinos villaclareños[1] y con el apoyo del Gobierno Provincial[2] y del Ayuntamiento de la ciudad[3]. Con la rehabilitación del parque antiguo, las aceras fueron reconstruidas, se re-estructuraron los jardines y sus desagües. La glorieta, situada en el centro, fue reconstruida y a ella se accede por las cuatro entradas al parque, cercado y protegido por puertas de hierro[4]. Ocho farolas a bombas blancas, cuatro jardineras, cuatro bancos de hierro y cuatro construidos de granito componen el mobiliario agregado en la rehabilitación. Para honrar el nombre dado al parque, en su entrada principal fue erigido un sencillo monumento al Apóstol, y cuyo busto fue cortesía del capitán José M. Fajardo[5].

En los espacios verdes del parque fueron instalados diversos aparatos para el disfrute y recreo de los infantes. Estos aparatos (columpios, carrusel, canales y mecedoras) fueron construidos en un taller de fundición local[6]. Cabe señalar, que para usar los aparatos, los niños estaban seccionados por sexo, lo que nos hace pensar que la paridad no era del orden del día en esos tiempos y que desde la más temprana edad, la diferencia de género era parte de la vida cotidiana.
 

Vistas de la inauguración del parque el 29 de diciembre de 1940, tomadas por el fotógrafo local Hernández[7].
De la rehabilitación del antiguo Parque de Camacho, que viera la luz a punto de finalizar 1940, se conservan los aparatos, el busto del Apóstol y la glorieta pero sin jardineras ni bancos de granito, y sólo cinco de las lámparas originales que colgaban entre sus ocho columnas; tampoco vi los bancos de hierro y no me puse a contar las farolas del parque, pero quedan en pie incluso con su bomba. Los árboles septuagenarios persisten en vivir y dar una agradable sombra con sus espesas copas. La cerca está maltrecha en algunos tramos. Estoy convencido que el parque sigue siendo de recreo y juegos para los niños de Camacho, y constaté que es un espacio donde se respira vida y alegría, y al mismo tiempo, observando, yo diría escrutando, y tomando fotos de ese parque santaclareño, constato un abandono que los vecinos quizás no vean, acostumbrados a ese descuido, que hace parte del cotidiano, y en ese momento, soy yo quien respira tristeza frente a lo que pudiera ser una joya de parque de un reparto, casi un barrio, Camacho. ©cAc
  

Casas alrededor del parque. ©cAc-2011


[1] Estos vecinos fueron el comerciante e industrial Faustino Romero Pérez, el industrial Juan J. del Collado y el capitán Rafael Díaz Castro, j’ del Escuadrón N° 38 de la Guardia Rural. En recuadros superiores de la foto de inauguración.
[2] Dr Santiago C. Rey Perna, gobernador de la provincia de Las Villas.
[3] Dr. Leopoldo Figueroa Franqui, alcalde municipal de Santa Clara.
[4] El cercado y las puertas fueron realizadas por Peerles Steel Co., renombrada en Cuba por sus cercas.
[5] El capitán José M. Fajardo fungía como director de la Escuela de Perfeccionamiento « José Martí » sita en General Peraza, en la provincia de La Habana.
[6] Los aparatos para niños fueron construidos en el Taller de Fundición, propiedad de Santiago Guardado, un maestro de la mecánica y la plomería de la ciudad.
[7] Imágenes extraídas de Las Villas Álbum-Resumen Ilustrado, de L. Valdés Quesada, compilado y editado por Editorial Cubana (2da edición), Imprenta La Milagrosa, La Habana, 1941.

viernes, 11 de febrero de 2011

Camacho (Noroeste de Santa Clara)

A principios de año, de regreso de casa de amigos, en lugar de salir a la carretera de Sagua (Avenida de Bélgica – Avenida Eduardo Chibás), enrumbé por una calle paralela al interior de Camacho y pensé que sería interesante escribir algo sobre este sector noroeste de Santa Clara. De primer momento comencé a tomar algunas fotos para incorporarlas a mi carpeta de barrios y repartos. Reparto o Barrio? Muchos lo llaman el Barrio Camacho, sin embargo, fue concebido como reparto, tratándose de que era una urbanización que nacía alejada del centro urbano de la ciudad. Sucede también que con el tiempo, Camacho se ha convertido en una inmensa barriada que ha aspirado otros repartos como el Páez, Macuca (rebautizado Libertad), incluso, un poco de Puerto Escondido (rebautizado El Vaquerito). La dificultad para delimitar las fronteras entre los repartos viene dada por deficiencias en la trama urbana. Las calles se entrelazan y se pierden. El Reparto Camacho tiene como límites bien definidos, la carretera de Sagua que hace la frontera con el Reparto Páez al Oeste y la carretera de Malezas que lo limita con el Reparto Santa Catalina y con Puerto Escondido. Ahora bien, la frontera más difícil a cernir –en todo caso para mí, pues los vecinos allí saben de qué lado viven-, es aquella que tiene Camacho con el Reparto Libertad, nombre que nunca ha logrado imponerse al de Macuca. Paralelas a la carretera de Sagua las calles son impares: 3ra, 5ta, 7ma, 9na, 11na, y 13. Las transversales son las calles pares y comienzan en 4ta, 6ta, 8va, 10ma que se hace circular y termina enlazada a calle 13; 12, 14 y 16. 
   

El territorio que ocupa Camacho fue primero puro campo alrededor de la recién fundada Gloriosa Santa Clara y más tarde periferia rural de la villa, cuando en el siglo XIX comenzaron a parcelarse los terrenos y a construirse fincas campestres y otras viviendas, de algunas de las cuales quedan trazas. Con el tiempo, las casas del reparto fueron cambiando sus fachadas de madera por paredes de mampostería, y con ello fueron desapareciendo los altos portales con techo de tejas a una caída. Las casas de Camacho con frente a la carretera de Sagua tuvieron cierta opulencia en su ornamentación, según las diferentes épocas de desarrollo urbano. Al interior del reparto, todas las calles no están pavimentadas ni con aceras. Y hasta podemos encontrar cuadras que guardan la armonía de tiempos pasados. Camacho, casi rozando el siglo de fundado, vive el letargo de los viejos barrios, el deterioro que trae el tiempo y la falta de medios para rehabilitarse, y al mismo tiempo renueva fachadas y reconstruye, a veces en detrimento de la armonía, y se ha salido de su parcelación original, como lo hizo en la década del 70’ cuando al reparto se agregaron nuevos lotes de viviendas prefabricadas. Lo invito a una vuelta por sus calles. ©cAc-2011


lunes, 7 de febrero de 2011

Tecnológico "Victoria de Santa Clara"


Tiempo atrás cayó en mis manos una foto deteriorada por el tiempo. Una foto en blanco y negro, semejante a esas viejas post-card republicanas que mostraban parques, ciudades, escuelas y paisajes con un pie de foto no siempre legible. La que les presento, a la izquierda hubo de llevar un recuadro que decía más o menos así: HOGAR INFANTIL CAMPESINO PARA NIÑAS “MENA GUTIÉRREZ” SANTA CLARA, y fue tomada o impresa, o las dos cosas, por Foto Álvarez, supongo que un Studio fotográfico regional. Me rompía la cabeza queriendo ubicar en la ciudad aquella escuela para niñas, y me preguntaba a qué periodo republicano correspondía. Además estaba convencido que había pasado muchas veces frente al edificio, que aunque había sido construido bien alejado de la carretera, se imponía en el paisaje. Ahora bien, el edificio que yo recordaba, tiene cierto parecido, pero no estaba convencido que fuera el de la vieja foto. Para salir de dudas, decidí hacer el camino que me llevó al susodicho inmueble. Y era en efecto, el mismo que fotografiara Álvarez casi finalizando la década del 40’. El centro educativo fue construido en el tramo oeste de la carretera Central, un sector rural en el que se levantaban viviendas modestas y casas pertenecientes a fincas adyacentes. También en ese tramo de la carretera estaba el parque Cubanacán y el Casino Deportivo. La construcción original data del primer lustro de la década del 40’, lo que me hace pensar que fue edificado durante el cuatrienio presidencial de FBZ (1940-1944).
Al hogar infantil, emplazado a más de cien metros de la carretera, se llegaba después de franquear una garita y recorrer el extenso tramo de césped y jardines. El centro estaba compuesto de un edificio frontal y otro posterior, ambos más elevados que los dos bloques rectangulares situados a cada lado y comunicados todos por pasillos techados. Cada bloque disponía de un patio y el conjunto de una plaza central. Las dos edificaciones de los extremos alojaban las aulas y los dormitorios de las pupilas. En las instalaciones frontales radicaban la dirección, la secretaría y los locales pertenecientes a oficios y labores. La escuela disponía de su propia cocina y refectorio. En el área posterior radicaban otras dependencias afines a la escuela. El edificio disponía de unas 115 ventanas en sus fachadas exteriores, una puerta principal situada entre dos columnas con sendas esculturas femeninas y otras dos puertas, también en la fachada central, pero situadas en cada bloque de los extremos, ambas situadas entre dos columnas decorativas, pudiendo haber llevado inscripciones y en su parte superior, lámparas. En 1960, (quizás algunos años antes), el hogar fue convertido en ESCUELA TECNOLÓGICA de Santa Clara, y un año más tarde, el centro fue remozado enteramente, y su fachada sufrió ciertas transformaciones. Del pretil fueron bajadas las letras rotuladasLas dos esculturas femeninas fueron descendidas de sus pedestales, al desaparecer éstos, y situadas sobre dos bases bajas. Las dos puertas frontales de los bloques fueron remplazadas por ventanas y las columnas fueron eliminadas. Así mismo, el edificio frontal perdió cuatro ventanas, dos en cada extremo, y en su lugar y ocupando los dos niveles de fachada, fue incorporado un paño de pared compuesta por celosías decorativas prefabricadas. De escuela tecnológica pasó a tecnológico, creo que albergó durante muchos años a los jóvenes que se formaban como veterinarios, y ya desde entonces se llamaba “Victoria de Santa Clara”.

Allí llegué exhausto, después de haber pedaleado –a gusto!, desde el mismo centro de la ciudad de Marta, una tarde de finales de noviembre, el sol abrazador y las gotas de sudor haciendo ríos en mi cuerpo. Me presenté en la garita, que también es sector de la PNR, y manifesté mi deseo de ver la escuela, de tomar fotos para un estudio, y bla bla bla… La portera, de entrada me dijo que no se me ocurriera hacer fotos, que la directora lo tenía prohibido, y que ella no estaba dispuesta a perder su trabajo. Le expliqué y volví a explicar que nada malo me llevaba allí, y no, y no y no, pero accedió a dejarme entrar –esconde la cámara, no me busques problemas-me dijo, y fui a la puerta principal, en busca del o de los responsables. Era viernes. Los estudiantes que no salieron “de pase” hacían guardia vieja al mando de un profesor de guardia, a su vez responsable del centro en ausencia de la dirección. Fue amable y claro. Para hacer fotos tiene que traer una carta autorizada por “educación”. Y como no valía la pena insistir, le agradecí la información y me fui como el perro que tumbó la lata, con el rabo entre las patas. Me hubiera gustado fotografiar todo el jardín que a manera de paseo se extiende desde la carretera al edificio, y el cantero denominado “mapificación”, que al principio pensé que era alegórico a los municipios villaclareños, y luego me percaté que era más bien un rincón a los mártires de la provincia, algunos nombres desconocidos para mí. Palmas reales, arbustos cuidadosamente podados, arecas, mangos y otras palmeras. Pero es mejor no buscarse problemas. El sol vigilaba mis acciones. Volví a la garita, y la portera me dijo, vete, vete rápido, que ese que viene por allí es el padre de la directora…, me imaginé un clan familiar con el destino del tecnológico entre sus manos, y desde la carretera, -desde allí nadie podía impedirme que tomara fotos, le hice al viejo hogar infantil pintado de rosado y mostrando como perlas los quince tanques de fibrocemento para almacenar agua, instalados sobre el edificio frontal, grotescos y visibles desde cualquier lugar. Del otro lado de la carretera, una graciosa vivienda me llamó la atención. Al decir de la portera, fue construida en la misma época que el hogar, como casa de función, para el director o directora de la escuela. Desgraciadamente no hice las fotos que quería, pero el paseo, amén de sudoroso fue agradable y mucho más al retorno…©cAc-2011

jueves, 27 de enero de 2011

Nouvelles de Santa Clara

Recién llego de la villa de Conyedo, de la ciudad de Marta, de la capital villaclareña, de la que también es mi ciudad, siempre enclavada entre dos ríos, el Bélico y el Cubanicay, protegida por su tamarindo legendario. Santa Clara, tierra de patriotas, de ilustres maestros, tierra de pilongos. Sigue el curso de la vida, de sus habitantes, siempre prefiriendo la calle a la acera, lo mismo en sus calles apacibles que en aquellas compartidas por alguna que otra guagua, autos, bicicletas, motos, bici-taxis y carretones de caballos, -los carretones remplazaron a los coches aunque la gente sigue llamando cocheros a sus conductores. Santa Clara, mucho más limpia de lo que puedan algunos imaginar, pero ambientalmente marcada por el estiércol de caballo y el insoportable olor a orine, en esas céntricas esquinas convertidas en parada de inicio y término de los guaguarretones. La ciudad, como rueda de una maquinaria humana, extiende sus dominios, asfalta sus calles –desgraciadamente no todas entran en el sorteo!, evoluciona, para bien y para mal, y por consiguiente, involuciona. Sueña con parques, hoteles, tiendas, las obras comienzan, y por uno y otros azares, se inscriben en el olvido, otras progresan lentamente, y otras se convierten en vergüenza de sus habitantes, o de muchos de sus habitantes. A otros les da igual. Prolifera la falta de civismo, el abandono, la falta de reflexión, el egoísmo. Digo egoísmo y me refiero a aquellos que piensan solo en su problema y participan en la depredación urbana de la ciudad. Nuevas tendencias en materiales y en formas de rehabilitación urbana no autorizadas traen consigo el fin de la armonía de sus fachadas. Lajas, mosaicos, ornamentos, molduras y la reconversión de salas en garajes tienen en jaque a las autoridades encargadas de velar por el cuidado del patrimonio. Los ríos siguen siendo eternos basureros de escombros, basureros alimentados por inescrupulosos vecinos, cañadas, arroyos y ríos siguen alimentando el curso de sus débiles aguas con el continuo desagüe albañal y del alcantarillado. Orgullosos de su equipo de pelota, identificado por el naranja, los santaclareños asisten, boquiabiertos, a la explosión “orange” diseminada por la ciudad. La circulación alrededor del parque sigue semi-abierta o semi-cerrada, como usted prefiera. Salvo para las fuerzas del orden, que se desplazan a su libre albedrío. Las librerías tienen poco que ofrecer a lectores exigentes, pero siempre habrá un motivo para entrar y husmear en los anaqueles de la Pepe Medina o tomar algo en el Café Literario. Los clubes nocturnos y las discotecas no se vacían de su habitual fauna. Otros preferirán asistir a las funciones del teatro La Caridad, de la sala Caturla, del museo de Artes Decorativas, de la Casa de la Ciudad casi en ruinas pero activa su salita de conciertos a la que se entra por el callejón de La Palma, al Mejunje ampliado con su galería, su sala de teatro y su taberna, o a Artes Escénicas. Los barrios alrededor del centro (evitaré ahora decir periféricos) continúan en su letargo. Capiro, Cerro Calvo y la Melchora vigilan desde sus modestas alturas el ir y venir de los pilongos, abrigados y con bufandas, porque el invierno se dejó sentir, con brumas mañaneras, aire cortante, y la perpetua humedad, calles desiertas al caer el sol y termómetros marcando 5°. Esta parrafada es un aperitivo, en el que olvido tragos, jugos y otras futilidades que como plato fuerte les presentaré próximamente. Mientras, les presento a la ciudad de Marta, a vista de gavilán…©cAc




©cAc

viernes, 20 de agosto de 2010

Callejón de las Flores (actual calle Padre Chao) Santa Clara.


Entre 1689 y 1699 , Santa Clara era todavía el villorrio que respiraba el polvo que se levantaba como remolino en el cuadrilátero llamado plaza, la Plaza Mayor. De la plaza salían o llegaban las primeras calles que fueron el germen de la trama urbana que hoy conocemos. Alrededor de la plaza, todas las parcelas estaban mercedadas, y en ellas habían levantado vivienda los fundadores, todos remedianos. Al oeste de la plaza, el terreno quedó dividido en seis parcelas, con una peculiaridad en el terreno : un manantial brotaba entre las piedras, lo que trajo consigo que dos parcelas no colindaran, pues la fuente acuífera, mayormente en primavera, se convertía en un arroyuelo o cañada que vertía sus aguas quinientas varas al oeste en el arroyo de la Sabana (actual río Bélico). El arroyuelo en su curso atravesaba tierra sabanosa y en sus orillas, crecían además de malas hierbas, un mundo de flores. La separación entre esas dos parcelas se comenzó a llamar callejón, y no camino ni vereda, que también podría haber sido. Los poblanos, infantes y mayores, usaban el callejón y las márgenes de la cañada para llegar al río. Crecían flores en las márgenes, y habitaban patos, gallinas de guinea y gallinuelas. Pero lo más notable eran las flores, y el callejón se popularizó como de las Flores. Durante el siglo XVIII, el villorrio dio paso, con la extensión de las calles, al ensanche de la trama urbana. Con la evolución urbana entre 1700 y 1799, se consolidó el sentido de pueblo, y a uno y otro lado de la cañada, comenzaron a construirse viviendas en las parcelas. Las parcelas se dividieron, siguiendo el modelo colonial establecido por la Corona, trazado a eje y cordel, tomando como centro distintivo la plaza. La desecación del arroyuelo fue la consecuencia natural de la seca del manantial, que siguió siendo un hilo que no molestaba a los rivereños. Con el nacimiento del Condado, del otro lado del río, el callejón se extendió a ese lado, y fue poblándose hasta las inmediaciones del arroyuelo de la Botijuela (actual cañada de la Tenería). En el siglo XIX, ya había desaparecido la cañada, y se accedía al Condado por un paso de madera, que aparecía y desaparecía según las crecidas del Bélico. En el siglo XX, la construcción de la Carretera Central (CN N°1), por el declive del terreno y la obra ingeniera que se requería, no permitió que el callejón tuviera una trama unida por encima del río. Para entonces, en los albores de la República, el callejón de las Flores, desde su inicio en la plaza hasta su término en la calle Virtudes, había sido bautizado oficialmente como calle Padre Chao. ©cAc-2011

domingo, 23 de mayo de 2010

El timbeque,timba y munga (Hostal La Pérgola)

…tradición y modernidad se han unido para dar comienzo a un proyecto, que si no tropieza por el camino, va a dar frutos en cualquier estación. Me refiero al lanzamiento de la tertulia que tuvo como sede el Hostal La Pérgola, situado en el 61 de la calle Luis Estévez de la ciudad del Bélico. Pero, para hacernos una o varias ideas del Timbeque, volvamos atrás, a la época en que Santa Clara bullía de tertulias y gentes apasionadas, tal como existen hoy día también. El Timbeque se llamó a una de las tertulias de la ciudad, y precisamente aquella que se hacía en la propia calle de Luis Estévez. No por casualidad quizás, los promotores de esta nueva tertulia escogieron la vivienda de la familia Obregón y Rodríguez, propietaria del hostal situado en la misma. José Antonio Pascual, autor del libro “Peñas y Tertulias” trata los principales sitios de reunión de los pilongos en el siglo XIX. Los nombres, evocadores de una época, y alucinantes, por qué no?, me hacen pensar en la Santa Clara que intentaba sacudirse el polvo y salir adelante, cuando aún no había vestido su título de ciudad. En aquel entonces, las reuniones se hacían tanto en locales comerciales como en viviendas de los propios tertulianos, o de manera oficial como la del Liceo. En la tertulia del “Amparo” los asistentes se reunían alrededor de médicos y boticarios; “La Botica del Cristo” era conocida por su labor conspirativa y fervor anticolonial, y ni qué decir de aquellos que se reunían bajo el nombre de “Los Girondinos”. La tertulia llevada a cabo el martes pasado (18 de mayo) en La Pérgola es un proyecto novedoso del Registro Provincial de Bienes Culturales, que en el prospecto del programa hacía saber que “ha querido seguir la tradición de agrupar pequeños grupos de inquietos pilongos para afianzar temas culturales y de identidad local. El objetivo básico (…) será cohesionar un grupo de coleccionistas, desde los embrionarios y los novicios hasta los más experimentados, alrededor de las misiones del Centro Provincial de Patrimonio.” Las tertulias “se desarrollarán en las viviendas destinadas a hostales, para encausar a sus moradores por el camino de un coleccionismo menos indiscriminado y más integrador de los inmuebles con la ambientación decorativa, sin limitar, por supuesto, los gustos artísticos, las iniciativas e intereses particulares de los propietarios, evitando en lo posible tendencias seudo-artísticas que tiendan a subvalorar o desvirtuar las tradiciones cubanas en el amplio campo de la arquitectura doméstica y el interiorismo (…) Bueno, ustedes se preguntarán, cuál fue el programa de este primer Timbeque en el siglo XXI, y yo les comento que la tertulia contempló una exposición detallada de los valores arquitectónicos de la vivienda, sostenida por un vídeo mostrando todo el proceso de restauración de la misma, exposición hecha por la arquitecta Yiset Betancourt del CPP. La especialista del Museo de Artes Decorativas de SC (mi amiga Teresita!) tuvo a su cargo comentar el patrimonio inmobiliario que atesora la vivienda; la conocida artista villaclareña, Marta Anido regaló a los asistentes un rosario de anécdotas de la familia que construyera la vivienda y otro gran señor del movimiento cultural de la ciudad, Rolando Esperanza, entrañable amigo, fue diestro en contar interesantes crónicas sociales de la época asociada a la vivienda en cuestión. La convivialidad de la tertulia estuvo marcada por el brindis, pan con timba (dulce de guayaba y pan) y munga (bebida fresca que no es más que agua mezclada con azúcar prieto), respaldados por té y vino casero. El hostal La Pérgola, no lo conozco, como tampoco conozco la vivienda interiormente, pero su fachada siempre me ha llamado la atención por sus hermosas puertas ventanas protegidas por rejas de hierro forjado, con lucetas de opalina y carpintería francesa, decoradas con molduras donde sobresalen los seis medallones tipo camafeos incorporados en la fachada. La casa fue objeto de una remodelación en la primera década del XX, añadiéndosele el toque ecléctico en lo que fuera una vivienda de planta colonial, cuyos orígenes datan de la época en que Luis Estévez era la calle del Rosario. ©cAc
©cAc-2009

martes, 30 de marzo de 2010

Santa Clara 2010 Premio de Conservación y Restauración de Monumentos

Después de unos días de pausa, -por haraganería quizás, yo diría, por el placer de la pausa, y también para no atiborrarlos con mis escritos pilongos, me complace compartir el evento que recientemente tuvo lugar en la ciudad del Bélico, hace justamente diecinueve días, y que por abandono no traté antes, pero como “nunca es tarde si la dicha es buena”, tampoco es tarde para saludar el evento “Premio Conservación & Restauración de Monumentos Villaclara 2010”. Debo decir que este evento está coauspiciado por la UNAICC y el CPPC de la provincia villaclareña. La entrega de los premios tuvo lugar en la Sala Marta Abreu del recién restaurado teatro La Caridad, al principio de la tarde del 11 de marzo, con el acompañamiento del trío de cuerdas Álter Ego. Precisamente en el teatro, porque como diría Hilda Cárdenas en la apertura de la ceremonia, “nos damos cita en este singular edificio, Monumento insigne de la ciudad y su cultura. De altísimos valores, legado de nuestra patriota y benefactora Marta Abreu de Estévez, Monumento Nacional del entorno del parque Leoncio Vidal Caro, […].” El acto estuvo presidido por las autoridades provinciales y municipales, y entre ellas, dos personas a quienes saludo desde esta crónica, a la directora del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, Irina Gutiérrez; y a Jorge Jacinto Alba, presidente de la UNAICC en la provincia de Villaclara, como también saludo a dos figuras relevantes en la cultura, invitadas ellas, y me refiero a Marta Anido Gómez Lubián; y a la pintora Aida Ida Morales, quien fuera uno de los artistas que participaron en la restauración del teatro en 1988. El jurado encargado de determinar entre 8 nominaciones los premios de este VII evento estuvo presidido por la arquitecta Blanca Hernández Gibernau y como secretaria general, la arquitecta Yiset Betancourt Casanova, los miembros restantes, todos arquitectos, fueron, la doctora Gloria Esther Artze Delgado, Lilian Vilariño y el doctor Andrés Olivera, conocidos todos por su alto nivel profesional.
Los resultados del certamen fueron:
Mención en categoría Conservación: Vivienda de la calle Máximo Gómez N° 20, Ranchuelo. [“Por constituir una construcción doméstica neoclásica de principios del siglo XX de exquisita factura. Su uso como vivienda ha sido invariable en el tiempo. Es loable el esfuerzo realizado por su propietario para mantener al máximo la originalidad y autenticidad de la misma pese a lo limitado de los recursos disponibles y el poco apoyo recibido por parte del municipio. La acción constante de mantenimiento, el esmero por su conservación y el uso original mantenido, son los elementos que han favorecido que llegue intacta hasta nuestros días. No ha requerido de acciones de reparación o rehabilitación, las que resultan, sin lugar a dudas, más costosas. Cabe resaltar el interés de su dueño por conservar los bienes muebles de valor heredados como parte de su patrimonio familiar. Se recomienda a la Delegación que nomina que contribuya a gestionar con las instituciones del municipio para que presten la debida atención y faciliten los mínimos recursos necesarios para mejorar su imagen y contribuir aún más a su conservación”, palabras de Blanca Hernández]

Premio en categoría Conservación: Casa de Las Seigle, actual restaurante “El Colonial”, Remedios. [“A la vivienda construida en 1863, que constituye un valioso exponente de la arquitectura proto-neoclásica de esta época, ubicada dentro de la zona de valor I de un Centro Histórico Urbano declarado Monumento Nacional. Su única intervención de restauración y rehabilitación está fechada entre 1949 y 1950, y mantuvo su uso doméstico hasta la década de 1970, año en que es adquirida y protegida por el estado; es posterior a 1990 que adquiere el uso actual. Durante este último tiempo el inmueble no sufre ningún tipo de transformación y el uso actual se adecua a su estructura original. Las sucesivas administraciones han tenido una consecuente labor de conservación y mantenimiento que han facilitado el buen estado general del inmueble y de sus detalles más auténticos. El Jurado reconoce la buena calidad de su presentación y defensa. Se recomienda a los propietarios del mismo recuperar algunos de los exponentes originales de su mobiliario que se conservan en el Museo Municipal e integrar a ellos el nuevo mobiliario de las salas principales de uso público”, palabras de Blanca Hernández] 
1ra mención categoría Restauración: Tienda “El Billarista” (ver El Billarista, calle Marta Abreu N° 52 , El Billarista, a pie de obra (marzo del 2009) , La nueva cara del Billarista (enero 2010) ). [“La primera representa una intervención necesaria donde se recupera la morfología esquinera de un inmueble de altos valores que posee una amplia investigación histórica, logra recuperar sus valores ambientales para el contexto en que se presenta. Este edificio emblemático amenazado a desaparecer después de más de 30 años de encontrarse en estado de ruina, se recupera utilizando técnicas constructivas y materiales novedosos. El jurado recomienda a los explotadores del inmueble, en estrecha vinculación con los inversionistas, proyectistas y con la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, establecer las regulaciones especiales para la conservación de lo recuperado”, palabras de Blanca Hernández.]

2da mención categoría Restauración: Hogar Materno de Remedios. [La segunda mención, es para una obra que constituye un valioso exponente de la arquitectura doméstica del siglo XIX, ubicada en un Centro Histórico Urbano declarado Monumento Nacional. Fue construida entre 1854 y 1855. Su singularidad está dada por la influencia que tiene de la vivienda matancera de esta época. A finales de 1990 deja de ser vivienda para convertirse en hogar materno. El alto grado de deterioro motiva su rehabilitación total como parte del programa integral de recuperación del Centro Histórico y su intervención se acomete entre el 2008 y el 2009, de total acuerdo con los principios de restauración, y su ejecución resulta de buena calidad”, palabras de Blanca Hernández.]
Premio categoría Restauración: Teatro “La Caridad”, Santa Clara (ver en www.casanovacarlos.blogspot.com los ocho artículos sobre el teatro). [A una obra con declaratoria de Monumento Nacional, otorgada por La Comisión Nacional de Monumentos en el año 1982, es insignia del patrimonio cultural de su ciudad. El éxito de la gestión de intervención transita, primeramente, por el reclamo de su comunidad, dado por el sentido de pertenencia, el reconocimiento de sus valores y su sensibilidad ante el noble gesto de donación de su benefactora y patriota, en el año 1885. Con precedente de intervención entre los años 1982-1988 asumidos por especialistas del CENCREM, con un equipo de trabajo de la provincia y ejecutados igualmente por la Empresa de Construcción y Mantenimiento del Poder Popular, tuvo un carácter de restauración científica. Por problemas de recursos, en las cubiertas, sistema hidrosanitario, tabloncillo de la platea, foso del escenario, camerinos, etc., solo pudieron ejecutarse acciones de conservación, siendo estas áreas las que en los últimos 18 años continuaron con el deterioro acelerado que provocó un fallo estructural y por ende la clausura del teatro, el 8 de mayo del 2006. La actual intervención logró resolver los problemas antes descritos en una adecuada gestión y manejo, con la participación y apoyo esperado del gobierno del municipio y la provincia. El enfoque multidisciplinario ha posibilitado su ejecución bajo conceptos de rigor. Todos los criterios de intervención fueron fundamentados por una rigurosa investigación documental y arqueológica del monumento y el respeto por su autenticidad. Todas las acciones ejecutadas han sido debidamente documentadas en su expediente pasando a formar parte de la estratificación histórica como memoria para extender la vida útil del inmueble”, palabras de Blanca Hernández]

Cabe señalar que el jurado propuso a la Comisión provincial de Monumentos, la nominación de las obras premiadas al evento nacional de Conservación y Restauración 2010. Creo que, para quienes amamos y nos preocupamos por el patrimonio, no solamente de la ciudad del Bélico, también de todo el territorio provincial, nos satisface saber que hay muchas personas, a rango personal y por laboriosidad profesional, involucradas en el rescate y la conservación del patrimonio urbano que nos legaran nuestros antepasados recientes y menos recientes. E insisto en que, desde esta página croni-comentarista que de cuando en cuando desempolva recuerdos de la ciudad de Marta, se saluda a todas esas personas, y a las instituciones, sin que por ello cerremos los ojos ante otros abandonos y barbaridades que pasan en la ciudad de las hoy turbias aguas del Bélico y del Cubanicay. ©cAc