El Hotel América, con su lumínico propio de la época alcanzó poco más de medio siglo de existencia. Nació en zona céntrica, pero demasiado bulliciosa a esa altura de la calle al tener como vecino al más grande mercado de abastos de la ciudad: la plaza del Mercado. Por la derecha, una vivienda familiar. No tengo idea del inmueble que tuvo a su izquierda (mi memoria reconoce solamente el solar yermo que ocupaban las parcelas desde Mujica[1] a Gloria). Por el fondo, los inmuebles de la calle Gloria, entre los que estaba la tintorería del señor Valdueza, un peninsular establecido en Santa Clara (esta edificación demolida hizo parte del solar yermo posteriormente convertido en Parque del Humor o Parque Chaflán[2]). Pero, qué de novedoso tenía este inmueble clasificado como edificio e inscrito como hotel en el registro comercial de la ciudad? La pulcritud de lo nuevo, la solidez de sus materiales constructivos, que aumentaba el número de habitaciones disponibles en una ciudad pobre en infraestructura hotelera? Todo eso quizás. La planta baja del América era de puntal bajo, con marquesina corrida a lo ancho de su fachada. A pesar de su puerta principal y tres ventanales a la calle, la planta baja era sombría para no decir obscura. Tres niveles superiores, accesibles por escalera, porque no tuvo nunca ascensor. Las habitaciones, estrechas, aquellas dando a la calle con ventanas de persianas: doce cuartos, como el resto del hotel, con baño y aire acondicionado. El neón de su lumínico, balanceando destellos de colores toda la noche. La quietud callejera vino con el cierre y demolición de la plaza del mercado, que desde el alba comenzaba a ganar vida. En su lugar, fue construida la heladería Coppelia, y aunque el ajetreo no fuera como el de la plaza del mercado, una nueva vida cobró auge frente al hotel. El hotel fue expropiado en los tiempos de la intervención revolucionaria, pero los dueños pudieron permanecer en la parte ocupada como vivienda, en la tercera planta, accesible por el recinto hotelero. Un enclave particular en un establecimiento administrado por el Poder Local. Un “casse tête”, otro imbroglio, fuente de litigio, conflicto latente en permanencia. Los años sesenta vieron el comienzo de la degradación, que aumentó progresivamente y tocó a los 90’ ver el empobrecimiento total del servicio y las prestaciones del mismo, que ya lo habían convertido en hotel de paso, posada de encuentros amorosos, fortuitos o por necesidad y desespero, lejos cualquier tipo de confort, y hasta la mínima de las prestaciones. Tampoco recuerdo haber visto encendida la enseña del hotel. Así murió, clausurando poco a poco sus habitaciones, cerrando, cerrando, cerrando…, así murió el América de los 50’, como una ruina sin haber llegado a la condición de ruina, en la primera década del XXI. ©cAc-2013
[1] Mujica, en memoria de Domingo Mujica Carratalá, patriota matancero de ideas separatistas, nacido en el pueblo de Jovellanos, el 15 de septiembre de 1865. Se incorporó al Ejército Libertador y se levantó en armas en febrero de 1895. Apresado por los españoles en agosto de ese año, fue fusilado en el castillo de San Severino, Matanzas, convirtiéndose en el primer patriota fusilado en la provincia matancera durante la guerra del 95’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario