En noviembre del 2009, quedó publicado en este blog el artículo Tres esquinas de Santa Clara…[http://casanovacarlos2.blogspot.com/2009/11/tres-esquinas-de-santa-clara.html ] en el cual aludíamos a tres esquinas muy vinculadas al parque Vidal, siendo una de ellas la de Céspedes y Luis Estévez. Hoy les propongo remontarnos, no a los orígenes de esa esquina, sino a un pasado reciente ya la renovación que se ejecuta actualmente, o ya terminada,no puedo asegurarlo, pues cuando eché el último vistazo a esa esquina en los albores de este año, estaba en el estado que les muestro más abajo. Parte de la historia está contada en Céspedes y Luis Estévez (BCC),[ http://casanovacarlos2.blogspot.com/2009/11/cespedes-y-luis-estevez-bcc.html ] y me permito volver atrás para corregir y agregar detalles a esta esquina.


Desde hace unos cincuenta años, la esquina de Luis Estévez y Céspedes pertenece al giro bancario de la isla, en función de sede administrativa, durante mucho tiempo como delegación provincial del Banco Nacional de Cuba (BNC), y más recientemente, como sede de la dirección del Banco de Crédito y Comercio (BCC) del grupo financiero Bandec. No tengo fotos de la esquina, anteriores al 2005, pero recuerdo su fachada enteramente enchapada de losas de granito pulido color rosado, la puerta de cristal y aluminio, que traspasé muchas veces cuando siendo adolescente nos encontrábamos con Roberto Pérez Leal en su oficina, numismático y presidente de la asociación villaclareña del hobby. Ya desde entonces, aquella esquina me parecía “una mosca en la leche”, con su marquesina volada, y aquellas partes de la fachada, medio tapiadas, medio acristaladas, encabilladas, en fin, un inmueble que no me llamaba nada la atención.

En el 2005, -entonces ya había sido quitado el reloj digital incorporado encima de la entrada principal, noté el enchape con losas de cerámica roja en la franja superior de la fachada, en dos paños de pared imitando columnas a cada lado de la puerta y en todo el reborde de la marquesina. Cinco años más tarde, de nuevo en Santa Clara, pude ver ajetreo de obreros albañiles, despedazando a golpes de martillo la marquesina -ouf, qué buena idea, van a remodelar la esquina, pensé en voz alta, y apreté el obturador, y seguí apretándolo cada vez que me encontraba en el camino, salvo cuando cerraron el paso por Luis Estévez. Ni rastro de la marquesina, justo un pedazo por Céspedes que ya debe haber sido demolido.
En el 2005, -entonces ya había sido quitado el reloj digital incorporado encima de la entrada principal, noté el enchape con losas de cerámica roja en la franja superior de la fachada, en dos paños de pared imitando columnas a cada lado de la puerta y en todo el reborde de la marquesina. Cinco años más tarde, de nuevo en Santa Clara, pude ver ajetreo de obreros albañiles, despedazando a golpes de martillo la marquesina -ouf, qué buena idea, van a remodelar la esquina, pensé en voz alta, y apreté el obturador, y seguí apretándolo cada vez que me encontraba en el camino, salvo cuando cerraron el paso por Luis Estévez. Ni rastro de la marquesina, justo un pedazo por Céspedes que ya debe haber sido demolido.

__________________
[1] Los detalles que me permiten redactar este artículo, fueron posibles gracias a Wilder Méndez, un curioso y acérrimo investigador santaclareño residente en Canadá, que tuvo la cortesía de enviarme imágenes del hotel en cuestión y de motivarme en la búsqueda de documentación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario