LEX
MDMXXVI PALACIO DE JUSTICIA MDMXXX LEX
En
junio de 1929, cuando el Palacio de Justicia estaba próximo a terminarse, el
perímetro exterior del edificio, por la propia construcción y el obraje, era
piedra, fango y materiales propios de una gran construcción. Sin embargo, por
el lateral oeste, los proyectistas conservaron un almendro y un pino, a los
cuales se unieron dos palmas reales, sembradas en la esquina nordeste. Al finalizar
la década del 30, el almendro había desaparecido, y nuevas palmas habían sido
sembradas, tres a cada lado de la escalinata que lleva a las puertas del
palacio. Las palmas reales crecieron, envejecieron, y décadas más tarde, algún
plan de jardinería trajo consigo, palmas muy jóvenes, y palmeras de la misma
familia de las arecáceas. El casi centenario pino del fondo fue talado a ras
del suelo cuando fue emplazada allí una de las entradas a los túneles
construidos en áreas del edificio. En ese lado recuerdo que hubo un coposo
árbol que un buen día también desapareció. Es bueno recordar que hasta hace
poco, el área verde aledaña al edificio, y solamente desde el frente a la
izquierda si damos la espalda al palacio, y todo el tramo por el lateral oeste,
estaba protegido por una baranda de cabilla de apenas medio metro de altura.
Con una de esas iniciativas partidistas, de remodelación y “embellecimiento”,
en el curso del 2017, el perímetro cementado (por el Paseo de la Paz) y el área
verde del palacio se vieron circundados por un muro de cemento con columnas y
rejas, de alrededor de dos metros y medio de altura. Se construyó una acera por
el lateral oeste y se le hizo una entrada para vehículos con una portada
deslizante. El enrejado, que va en ascenso desde los extremos al centro fue
concebido como puntas de lanza, y para mantener el espíritu de la institución,
el proyectista del cercado incorporó un diseño a semejanza de la balanza de la
justicia. Durante años, mientras duraban los carnavales y trochas de julio, el
área de fiestas y quioscos se extendía por todo el espacio que circunda el
edificio y el parque de la Audiencia, trayendo consigo los incivismos y el
destrozo, -por parte de la población santaclareña o foráneas de paso por las
fiestas- de lo abandonado y mal conservado. Quedan aún, airosas, las seis palmas reales de
la fachada principal. Bien valdría la pena, seguir sembrando nuevas palmas, y
por qué no, buscarle espacio a un tamarindo. ©cAc-2019
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