viernes, 1 de noviembre de 2019

Escudriñando el edificio… Palacio de Justicia de SC (IV)


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En junio de 1929, cuando el Palacio de Justicia estaba próximo a terminarse, el perímetro exterior del edificio, por la propia construcción y el obraje, era piedra, fango y materiales propios de una gran construcción. Sin embargo, por el lateral oeste, los proyectistas conservaron un almendro y un pino, a los cuales se unieron dos palmas reales, sembradas en la esquina nordeste. Al finalizar la década del 30, el almendro había desaparecido, y nuevas palmas habían sido sembradas, tres a cada lado de la escalinata que lleva a las puertas del palacio. Las palmas reales crecieron, envejecieron, y décadas más tarde, algún plan de jardinería trajo consigo, palmas muy jóvenes, y palmeras de la misma familia de las arecáceas. El casi centenario pino del fondo fue talado a ras del suelo cuando fue emplazada allí una de las entradas a los túneles construidos en áreas del edificio. En ese lado recuerdo que hubo un coposo árbol que un buen día también desapareció. Es bueno recordar que hasta hace poco, el área verde aledaña al edificio, y solamente desde el frente a la izquierda si damos la espalda al palacio, y todo el tramo por el lateral oeste, estaba protegido por una baranda de cabilla de apenas medio metro de altura. Con una de esas iniciativas partidistas, de remodelación y “embellecimiento”, en el curso del 2017, el perímetro cementado (por el Paseo de la Paz) y el área verde del palacio se vieron circundados por un muro de cemento con columnas y rejas, de alrededor de dos metros y medio de altura. Se construyó una acera por el lateral oeste y se le hizo una entrada para vehículos con una portada deslizante. El enrejado, que va en ascenso desde los extremos al centro fue concebido como puntas de lanza, y para mantener el espíritu de la institución, el proyectista del cercado incorporó un diseño a semejanza de la balanza de la justicia. Durante años, mientras duraban los carnavales y trochas de julio, el área de fiestas y quioscos se extendía por todo el espacio que circunda el edificio y el parque de la Audiencia, trayendo consigo los incivismos y el destrozo, -por parte de la población santaclareña o foráneas de paso por las fiestas- de lo abandonado y mal conservado.  Quedan aún, airosas, las seis palmas reales de la fachada principal. Bien valdría la pena, seguir sembrando nuevas palmas, y por qué no, buscarle espacio a un tamarindo. ©cAc-2019


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