Obelisco a
Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.
Primero fue Conyedo[1], y luego Hurtado de
Mendoza[2]. Dos hombres que
inspiraron la conducta que siguió años más tarde, Marta Abreu, quien, para
perpetuar la memoria de los dos benefactores, hizo suya la iniciativa popular
de levantar a ambos un monumento para toda la vida.
El monumento a la memoria del Padre Conyedo y de D. Hurtado de Mendoza fue
costeado por el pueblo de Santa Clara, y la mitad de su costo fue contribución
de Doña Marta Abreu de Estévez.
Fue develado al público el 15 de julio de 1886, cuando la ciudad festejaba
el 197 aniversario de su fundación. y en su tarja está inscrito:
A la
imperecedora memoria
de los
virtuosos sacerdotes e insignes patricios
D. Juan
Martín de Conyedo
y
D. Francisco
Hurtado
de
Mendoza.
Dedica este
monumento
la gratitud
del pueblo de Santa Clara
1886
El obelisco, alto de 9.14 metros y de un peso de diez y siete toneladas,
está realizado en granito gris de Boston
y fue construido en la ciudad de Filadelfia bajo la dirección de Tomás Ricart.
El monumento está emplazado sobre una base cuadrada, originalmente mucho más
baja y protegido por ocho pilares de granito rojo pulido, unidos por dieciseis
piezas forjadas en hierro y bronce. Las piezas están formadas por, digamos,
eslabones ajustables, con representaciones y simbologías que harían placer a
los estudiosos. La imbricación con los pilares, podrían ser palmetas de papiro,
y en la unión entre las barras, están grabadas la cruz y la corona, insertada
la primera en la segunda. Una alegoría que pone en relieve
el fervor religioso de los dos hombres, al interior de una villa, que
como la Isla, estaba atada a la corona española.
El frente del obelisco, donde está situada la placa conmemorativa da al
occidente. El monumento, es el único que no ha sido desplazado de su sitio
original en las reorganizaciones ejecutadas en 1925 bajo la administración de
Méndez Peñate y en 1959, por las autoridades revolucionarias.
En 1886, el cuadrilátero donde fue situado el obelisco estaba rodeado de la
pavimentacion hecha durante la reorganización de la plaza llevada a cabo
durante la alcaldía de Rafael Tristá.
Cuando la plaza fue reconvertida en parque republicano, el monumento quedó
situado dentro de una jardinera cuadrada, las esquinas chanfleadas otorgándole
una visión octogonal. Con la reorganización del parque en 1959, el obelisco fue
sobre elevado aumentando la altura de la base original, y quedó rodeado del
espacio verde diseñado en el ángulo noroeste del parque.
El obelisco es un hermoso gesto de gratitud representado en un monumento,
un monumento para toda la vida, si nos fijamos que se porta bien, que el tiempo
y la lluvia no han hecho mella en él. Sin embargo, no puede descuidarse. No me
refiero al descuido por falta de mantenimiento, y el que requiere es de
limpieza. Me refiero al descuido por despreocupación ciudadana. Cuando los
padres en lugar de educar, de enseñar a apreciar un monumento a sus hijos, los
dejan jugar, correr, tocar y subirse al monumento, como si fuera un banco más,
la base sobre la que se levanta. Las barras y pilares son la cerca que protege
al obelisco, y no columnas de reposo para, sea cual sea el pilongo o foráneo
que las vea como tal. A quién corresponde la salvaguarda del patrimonio que
encierra en sus predios el parque Vidal?
©cAc-2019 Texto original publicado en noviembre del 2008.
[1]
Un párraco casi desconocido, Juan de Conyedo.
https://santaclarabycac.blogspot.com/2008/11/un-parroco-casi-desconocido-juan-de.html
https://santaclarabycac.blogspot.com/2008/11/un-parroco-casi-desconocido-juan-de.html
[2]
El segundo benefactor de Santa Clara, Hurtado de Mendoza.